Hay grupos en el rock que están hechos para generar cambios sociales, para identificar desde el dolor, desde la opresión, desde el deseo de evolución política o económica. Pero también hay grupos que apuntan a la poesía, al cuento, al momento despreocupado, a la diversión o a simplemente apartar por un momento siquiera los malos ratos que a veces la vida nos hace pasar. Por supuesto, ambas opciones son válidas, siempre y cuando lo hagan demostrando que creen en su mensaje. Del segundo grupo vamos a hablar hoy, puntualizando en un grupo que hace pocos meses creó un álbum que no generará disturbios populares, revoluciones y manifestaciones ni nada de eso, pero que sabe defender y muy bien a su clase: Ciclotimia de los sanjuaninos Ex Dealer.
Con una mezcla de estilos con clara presencia del rock alternativo de finales de los ’80 y los ’90, junto con las corrientes modernas del indie rock nacional y de afuera, el trío de San Juan supo hacerse de un nombre gracias a tres años de lo más prolíficos, en los cuales grabaron los tres álbumes que los acompañan a cada recital. Este año marcó también para el grupo formado por los hermanos Cristian y Leonardo Rubio, bajista y cantante-guitarrista respectivamente, y el baterista Kani Molina, el fichaje al sello Compacta Discos, que está editando actualmente Ciclotimia. Todo lo que se dice un gran año, acompañado de un disco con una impronta sólida y al mismo tiempo onírica, que no propone una manifestación revolucionaria que derroque ejércitos ni monarquías, sino que sueñes un mundo inexplorado junto a Ex Dealer. Y que no dejes de soñar hasta que llegue el fin.
Esta característica principal de Ciclotimia, su esencia onírica, fantasiosa y liviana es lo que coloca una vez más a Ex Dealer entre quienes se alejan del mensaje controversial/político/polémico, apuntando a un disfrute inteligente, un camino placentero pero no hedonista, sin agresión pero brillando en lo delicado. Es aquí donde residen las mayores bondades del álbum: la construcción de canciones bien pensadas, melodías texturadas, con grandes influencias del sonido platense tan de moda en estos últimos años, pero con la ventaja de no estancarse en la emotividad excesiva ni en la nostalgia perdida de grupos asociados a esa escena, como Él Mató a Un Policía Motorizado, Las Ligas Menores o La Ola Que Quería Ser Chau. Sí, Ciclotimia es un sueño, pero uno en el cual nunca olvidás la regla principal: en algún momento se acaba y toca despertar. La solidez del sonido de este álbum, si bien permite las evocaciones sentimentales, no es un punto sin retorno hacia la nostalgia, no es una petición desesperada por tiempos mejores. Es un sueño del cual se puede despertar si no es de tu agrado, o todo lo contrario, desear volver.
Sin prisa y sin pausa, los Ex Dealer nos obsequiaron otro álbum impecable, continuista de La Era de la Incomunicación (del 2013), pero asumiendo como propia la misión de no dejarte afuera del sueño, ni permitirte que dejes de soñar hasta que no suene la última canción. Volver seria a esta misión implica quitarle el juego que tenían antes en canciones como Espezial o Televisión, sustituyéndola por fantasías de corte quizás más infantil como Teoría de las Especies u Ojalá. Aún así, y a pesar de que las guitarras quedan en muchos momentos solapadas por el prolífico y preciso trabajo de bajo y batería, sigue siendo un viaje, animado por letras que caen mejor cuando están más desarrolladas y son más extensas, acompañado de un dinamismo emocional en la música que no se detiene pero tampoco llega a empalagar. No es un disco perfecto, pero si los sueños fueran perfectos, las personas jamás despertarían.
Puntaje: 7.80