El año pasado recibimos con gran emoción la llegada del tercer álbum de Ararat, Cabalgata Hacia La Luz, trabajo que quedó en el primer puesto de nuestra lista nacional del 2014, en reconocimiento a un grupo que sin dudas demuestra a cada paso una evolución sorprendente y un enorme nivel musical. Es por eso que nos enorgullece que El Club del Rock haya tenido la oportunidad de conversar con Sergio Ch., cantante y bajista de Ararat, pero además, músico de larga data en el rock argentino, compositor de excelente nivel, parte fundacional del stoner nacional desde sus días en Los Natas, y con un presente más que prometedor a través de su más reciente disco solista 1974, su labor como productor y llevando adelante el sello South American Sludge. Las palabras de un artista sin barreras.
¿Cuál fue la idea motora detrás de las canciones de 1974?
Bueno, la idea fue ir sacando canciones de primera toma, compuestas casi a la vez la música y la letra sin muchas vueltas; sacando lo mejor y lo peor que hay en mí (risas), sin buscar demasiado la calidad de audio sino un sonido más garage, honesto y sincero a la hora de la producción. Es un disco que creo refleja mucho un momento de cambio en mi vida y mi manera de ver las cosas.
Fuera del sonido más calmo y acústico de 1974, ¿qué diferencias existen en tu opinión entre las canciones de tu disco solista y las publicadas en Cabalgata Hacia La Luz?
Las canciones que comparten estos dos álbumes tienen de alma la misma sensación pero el contexto cambia; en 1974 fueron los primeros acercamientos, la primera bocanada de las letras, el primera impresión del sonido de éstas. Después una vez entregadas a Ararat las canciones ya se hicieron fuertes, grito y furia con la banda sonando y se sumó la interpretación de cada uno de los Ararat.
¿Cómo podrías explicar la evolución musical desde lo hecho con Los Natas, Ararat y ahora tu disco solista?
Para mí fue un proceso derecho hacia el lugar donde fui queriendo llegar; desde la furia y la lucha a cualquier precio, hasta la aceptación de los límites y la búsqueda de paz interior. Pasaron más de 20 años ya, y se ha vivido mucho en el camino, pero al final es lo mismo. Temas de Los Natas como “Bienvenidos”, “Hey Jimmy” o “Dos Horses”, son medio como la misma veta que por momentos toma Ararat, y que tiene este álbum 1974. Es la parte de reflexión, introspección y soledad que me toma a veces desde adentro hacia la música.
Entrando ya en tu labor de productor, ¿cómo es para alguien que participó directamente en la música por tanto tiempo estar desde el rol de la producción?
La verdad que disfruto mucho trabajando para otras bandas o proyectos musicales en el estudio de grabación y en las previas, puedo aportar mi audio y experiencia. Mi sensibilidad y color en algo que compartimos con los músicos que depositan una confianza en mí. Trato de ser uno más en la banda que se esté laburando, meterme dentro de su espíritu, sacar lo mejor y suprimir lo que no va. Bandas como Guachasss, Las Diferencias, Devas, Eerie, Liers, todas grandes experiencias de aprendizaje para todos. También me gusta aportar algo desde mi audio, siempre termino grabando alguna guitarra, un slide, un solito, teclado, armónica o coro (risas). Lo que la banda no pueda lo hago yo.
¿Ves diferencias desde tu rol de productor en los diferentes proyectos en los que has colaborado?
Sí, cada producción tiene su espíritu propio, yo trato de llevar a cada banda a lo mejor de sí misma, a la esencia de su espíritu y su música; la idea no es modificar sino sumar y aportar desde mi oreja. Si bien todas las producciones llevan un poco mi estética musical o audio crudo, sentido y desértico lisérgico, lo importante es que al final del camino la producción haya encontrado su propia identidad y felicidad.
Teniendo en cuenta lo que hablabas sobre la búsqueda de honestidad en la producción, ¿cuál es la importancia de este proceso en la grabación? ¿Hay lugar para la producción como una herramienta cancionera o es mejor usarla para sólo pulir un poco el audio?
Eso depende de la banda, hay veces que ya traen las canciones pulidas de principio a fin, las letras en su lugar, las introducciones y finales están bien, así que lo que se labura más es en el audio ya que la composición de los temas está bien de por sentado que es lo principal. Otras veces con otras bandas, hay que laburar en todo lo que mencioné antes, para darle forma a los temas y diferenciarlos bien entre sí, o darle un repaso a las letras o hasta agregar una intro, que puede ser un mini acústico, o simplemente acoples y ruidos de entrada. En este caso también el audio es importante pero primero lo primero, que esté bien la música, que cierre el concepto de los temas con las letras y que la canción se pueda ver. Después en ambos casos es lo mismo, ayudar a crear una obra conceptual de principio a fin.
¿Cómo decidiste involucrarte en la producción de álbumes?
Empecé produciendo mis propios discos, Los Natas, Ararat, los demos de cada álbum, después de a poco me fui metiendo en la cosa y tuve la suerte de laburar con gente grossa que me enseñó muchísimo, desde Billy Anderson hasta Patricio Claypole, Dale Crover, Tom Baker, Walter Chacón o Tito Fargo. Siempre me puse en el lugar del aprendiz para poder ampliar el espectro de sonidos, también me armé un estudio home en mi casa, Death Studios, y desde ahí empecé a grabar mis propios discos; como Ararat Música de la Resistencia, 1974, Los Salvajes y demás experimentos y cosas acústicas para el South American Sludge.
Hablando del sello South American Sludge, ¿cómo fue su origen? ¿Qué proyectos se encaran a partir de este sello?
El sello lo armé para editar las bandas de mis producciones y co-producir los discos de Ararat y últimos de Los Natas con las discográficas principales, también es una manera de ponerle un marco a todos mis laburos. ¡El primer festival stoner de la argentina fue el “South American Sludge”! Creo uno de los últimos recitales que dimos con Los Natas… De ahí nació y arrancó la idea como un movimiento y fue dando forma hacia un soporte para que las bandas puedan tener un apoyo y asistencia en sus discos y discos. ¡Ya casi estamos por el lanzamiento número 15! Está muy bueno lo que genera y la manera de laburar que se gestó, una comunión entre las bandas, los estudios, sus ingenieros y mis ganas de laburar y proponer este estilo desde argentina para el mundo.
¿Cómo es tu criterio para elegir los proyectos a producir? ¿Cuál es tu perspectiva sobre lo que debe ser la tarea de los músicos y qué esperás de los trabajos en el estudio?
De movida me tiene que transmitir algo la banda a laburar, en lo musical y en lo humano, y después me tengo que sentir que realmente puedo aportar algo a la producción. A veces me reúno con los músicos y los mando a hacer tareas para el hogar sobre escuchando un demo, después regresan un año más tarde y grabamos el disco. La tarea de los músicos es tocar bien sus canciones, limpiarlas, hacerles dejar ver lo mejor de ellas, confiar en mí y dejarse llevar por las versiones sin atarse a alguna idea preestablecida. Después espero responsabilidad, compromiso y buena voluntad.
Hablaste de la aceptación de límites recién. ¿Dónde están o cuáles son esos límites en tu música?
En mi música los límites no existen, solo llegar a ese lugar que uno busca y necesita dentro del espíritu, ni siquiera los límites son de producción porque he llegado a grabar canciones con el audio de una cámara de fotos o una portaestudio a cassette en 2 canales. Nunca le puse límite a mis ideas en la música, los límites me los han puesto a veces los productores (risas) cuando hay que dar la grabación o mezcla por terminada y yo sigo queriendo cambiar detalles (risas). En caso de la producción pongo límites estéticos y técnicos a veces, por eso me convocan para que le de mi toque y si algo
se va fuera de lo que considero que no está bueno, lo charlo con la banda y vamos restando cosas, elementos o canciones hasta llegar al punto crema. A veces el límite es decirles que con 8 canciones alcanza para un disco, no hace faltan 16, para después elegir 12…
¿Cómo sería un período ideal en el estudio según tu perspectiva de músico y productor?
Ideal nunca existe, utópicamente siempre es un caos controlado (risas), pero está bueno cuando la banda se siente cómoda y confiada, y es muy importante la elección del estudio y del ingeniero de grabación, cada paso de la producción requiere de mucha responsabilidad. Sea el presupuesto que sea o los días en los que se haga el álbum. Es a todo a nada hasta terminarlo en la etapa de mastering.
Pasando a tu actualidad con Ararat, ¿cómo se vive el momento actual del grupo tras haber finalizado Cabalgata Hacia La Luz y estar presentándolo en vivo?
Estamos muy bien como amigos entre los tres, cada uno tiene muy establecido su rol entonces disfrutamos de cada paso, no hay grandes expectativas ni competimos con nadie, así que se vive con mucha libertad. La cabalgata hacia la luz no es un evento sino un proceso, por eso tomárselo con calma y seguir aprendiendo y creciendo en cada situación.
¿Hay alguna posibilidad de una reunión cercana o más a futuro con los integrantes de Los Natas?
Siempre está esa posibilidad, yo por mi parte me encantaría no en lo inmediato pero cuando sea el momento volver a juntarnos, no para hacer un show sino para continuar con nuestra carrera y tocar los temas que todos tanto queremos.
¿Hay nuevas canciones de Ararat?
Hay nuevas canciones sí, y un tema de 20 minutos que se llama “Aurora”, pesado y místico con una letra desgarradora.
Desde una óptica personal, y haciendo un recorrido de la discografía de Ararat, Música de la Resistencia me pareció creado desde un enfoque acústico del stoner, experimental y tendiente al llamado avant-garde; mientras que Ararat II tuvo una dirección más pesada y cercana a la mezcla del sludge y el doom metal que muchos grupos practican hoy en día, y Cabalgata Hacia La Luz más rockero y no tan metalero como antes, pero conservando la potencia de siempre. ¿Cómo surgió cada disco teniendo en cuenta las diferencias estilísticas entre cada álbum?
Eso creo tuvo mucho que ver con la manera en que se fueron gestando estos discos; el primero lo grabe yo solo con algunos invitados en el estudio de mi casa, con mucho tiempo para grabar, mezclar, producir y sacar de contexto grabaciones viejas de cassette, cinta, etc. El segundo lo hicimos con Alfredo más que nada a dúo de batería y bajo del fin del mundo. Muy resumido y potente a la vez que experimental, en un momento de la vida bastante salado. Y Cabalgata (Cabalgata Hacia La Luz, tercer disco del grupo) ya lo grabamos con el trío conformado con Tito Fargo, guitarras, teclados analógicos y magias de los 70s, en un momento de la vida de cambio y búsqueda personal de los 3 hacia una vida mejor, casi como un estandarte hacia un proceso grande y arduo.
Respecto a cómo se fueron sumando los integrantes de Ararat, ¿hay posibilidades de expandir la formación si las nuevas canciones lo necesitaran?
Ararat está muy consolidado como trío, pero nunca se sabe, veremos los nuevos temas que es lo que piden, pero ya creo cerramos acá con Tito y Alfredo.
¿Cómo ven la respuesta del público en sus discos y en sus recitales?
La respuesta es muy buena, Ararat en vivo crea un clima muy particular, hay mucho espacio entre trompada y trompada (risas), y los sonidos se mezclan de una manera que nadie sabe de donde proviene que cosa, creo. Es un proceso también como cuando arranqué con Los Natas. En su momento no era para una oreja fácil, hay que meterse en el viaje, dejarse llevar y encontrarte dentro de él. Ararat no es una banda tribunera, es la banda de sonido de una experiencia.
¿Cuál es esa experiencia que comunica Ararat? ¿Es una experiencia tuya en lo personal, de los tres integrantes o algo más universal que pueda aplicarse a más personas?
Tal vez partió de una experiencia mía de buscar un sonido diferente y una poesía que transmita profundidad, de acuerdo a cada disco las letras fueron cambiando de carácter, en este último el mensaje es el cambio, la cabalgata hacia la luz. Y sí, cada persona lo podrá aplicar a su historia de vida. Puede llegar a ser humildemente un mensaje universal y no una paja mental propia, creo… Los demás Ararat se fueron sumando con la propuesta y la bajada de línea, y creo ya compartimos una manera de ver las cosas y encarar la banda común, un cambio hacia una vida más, sana, más honesta y mejor.
¿Qué se podrá escuchar este año desde South American Sludge?
De lo que se grabó en el 2014, ya está saliendo el nuevo disco de un dúo psicodélico y rabioso llamado The Rayos, el disco de Liers debut y un documental con la banda Narcoiris tocando en vivo grabado en el estudio. Crudo y muy denso. Después hay varios proyectos de bandas nuevas pero veremos cómo se van dando.
¿Qué proyectos vas a encarar este año? ¿Producción de álbumes, festivales, quizás la continuación de Cabalgata Hacia La Luz?
Ahora se viene con Ararat seguir tocando, presentando Cabalgata Hacia La Luz, componer lo que será el próximo disco de estudio, lentamente ya hay algunas canciones. Por otro lado recién edité mi primer álbum solista “1974”, que son 13 canciones más bien acústicas y experimentales, tal vez lo saldré a tocar en vivo solo a modo trovador y fabricaré la edición en CD. Después hay varias bandas con las que vengo hablando para producciones y discos nuevos para South American Sludge. También está el proyecto de la música para una nueva película de Gonzalo Calzada, con quien trabajé en La Plegaria del Vidente, una nueva película de terror ambientada a principio de siglo en Buenos Aires. Y por otro lado estoy por sacar un libro llamado “Estoner Pampeano y Patagonia Rebelde”, que incluirá toda la poesía, todas las letras de mi carrera con Los Natas, Ararat, y como solista, además de fotos inéditas y comentarios de otros músicos de la escena stoner.
Más información, música y videos sobre Sergio Ch. y sus proyectos en:
www.losnatas.com
www.ararat-musica.com
www.southamericansludge.com