Richie Faulkner: la redención de Judas Priest

Richie Faulkner

El viernes pasado, los Metal Gods, lanzaron su DVD “Battle Cry”, nombre que proviene de una de las canciones de su último disco de estudio “Redeemer of Souls”, el cual es considerado una especie de renacimiento de los británicos. ¿Qué tiene de especial un disco de una banda legendaria que ha hecho de todo? Sencillo, una nueva pieza en el rompecabezas: Richie Faulkner.

La banda originaria de Birmingham tiene varios momentos clave en su carrera, por ejemplo, la entrada de Halford con todo e indumentaria, es decir moto y ropa de piel que se convertiría en el uniforme del metal, la entrada del talentoso y poco valorado Scott Travis, que milita en la banda desde 1989 y cuya carta de presentación es nada más y nada menos que “Painkiller”. Después vino la salida de Halford y la entrada de Tim “Ripper” Owens, que grabó con Judas Priest dos discos, el primero de ellos, lanzado en 1997: “Jugulator” que les dio gran aceptación y después hasta 2001, “Demolition”, disco controversial y con el que Ripper diría adiós, para dar paso al regreso de Rob Halford.

Antes de regresar a la banda, en 1998, Halford se declaró homosexual, hecho que hizo que muchos fanáticos del heavy metal, perdieran la cabeza. Aún con esto, las cosas comenzaron a pintar bien, incluso hubo un álbum y una gira de reunión. Fue hasta 2008 que lanzaron el primer álbum conceptual de la banda llamado “Nostradamus” cuando los problemas regresaron ya que el disco no fue muy aclamado por la crítica, y para el tour “Epitaph”, llegó lo impensable: K.K Downing, uno de los miembros más antiguos, se iba de la banda.

Ante esta repentina situación, los ingleses no dijeron mucho al respecto, simplemente buscaron un sustituto que pudiera cumplir con la gira y ya, sin pensar que el “nuevo”, había llegado para quedarse y levantar al dañado Judas Priest. Después de una exhausta búsqueda, dieron con un guitarrista inglés, un rubio treintañero que militaba en la banda de Lauren Harris, hija de Steve Harris, bajista de Iron Maiden. A través de una llamada telefónica, Halfrod y compañía le invitaron a que les mostrara algo de lo que él hacía, a lo que Faulkner, acudió emocionado y con actitud fanboy, puesto que cita a la dupla Downing-Tipton como una de sus más grandes influencias y por lo tanto a Judas Priest como una de sus bandas favoritas.

Falcon, como lo apodarían posteriormente, les mostró que era capaz de emular a Downing, pero sin imitarlo, pues tenía un estilo particular. Si más preámbulos, fue aceptado en la banda y se se embarcó en la gira con ellos. Para Richie era algo nuevo, porque aunque había sido telonero de bandas como Mötley Crüe, Guns N’ Roses o el mismo Iron Maiden, nunca había estado dentro de la banda principal, la importante, por la que se llenaban recintos inmensos al rededor del mundo.

Richie es una combinación entre K.K Downing, Zakk Wylde y Randy Rhoads, no solo hablando de talento, sino también físicamente: cabello rubio, brazos fuertes y agilidad arriba del escenario. Sus ojos azules, tattoos, piercings y gestos, atrapan al público, no solo al femenino, sino también al masculino que interactúan con él en cada show. Lanza plumillas, agita al público, extiende su mano, saluda. En las calles se toma fotos, firma autógrafos y bromea con los seguidores, además de realizar sesiones en Periscope en las que, antes de los shows calienta con las canciones que sus seguidores le piden en tiempo real. Falcon, es fanático de Star Wars y a sus compañeros de banda los denomina como jedi masters, puesto que él se considera un padawan de la música, es un ávido tuitero que gusta de interactuar con sus fanáticos y ama pescar.

Durante la gira de “Epitaph”, Richie practicaba día y noche, incluso creaba nuevas melodías que se convirtieron en canciones del último disco, esto dejó a la banda muy sorprendidos y cada vez se convencían más de que el chico estaba ahí para quedarse. A lo largo del tour, se ganó un solo. Halford lo presenta como el encargado de la guitarra del heavy metal, para darle paso al momento en el que puede brillar y que, a decir verdad, es muy aclamado. Hasta la fecha, es el único que hace un solo de guitarra en sus conciertos y lo agradecemos profundamente, pues no solo se ven sus rápidas y talentosas manos pasar de un lado a otro en la guitarra, sino que también vemos un apasionado de su trabajo que entrega todo en cada show.

Richie es muy querido dentro del fenómeno Judas Priest, por lo que cuando llegó el momento de escribir un nuevo disco, Faulkner fue considerado antes que nadie, pues tenia ideas realmente buenas y un talento que por nada del mundo, podía desaprovecharse. Así nació Redeemer of Souls, con composiciones e ideas en las que Faulkner aportó mucho, tanto en las letras como en la música. En este disco hay temas sobre zombies, vikingos, dragones y seres de otro mundo, acompañados de riffs duros, melodías rápidas e inicios y finales potentes que hicieron que la crítica se rindiera a los pies de los Metal Gods para volverlos a colocar en la cima del metal. Gracias a las ideas innovadoras de Richie, lo consideraron un salvador, aquél que les mostró su propia mirada del metal, que resulta ser, fresca, nueva y con toda la actitud necesaria para no pensar en una separación, ni en un receso.

Esto los saben muy bien Halford, Travis, Hill y Tipton, pues se encuentran escribiendo y preparando un disco más en el que Richie Faulkner está más que listo para trabajar. La sangre joven, acompañada de la experiencia, es sin duda lo mejor que le puede pasar a una banda de tal calibre, pues de estarse quedando un poco atrás, conservando un lugar un tanto añejo, ahora son considerados una especie de ave Fénix, gracias a que Richie dio ideas creativas, ritmos arriesgados, letras profundas, riffs rápidos y agresivos, temas y fanáticos nuevos y por supuesto, su talento, que lo ha llevado a ganarse la admiración de propios y extraños, tan es así que Steve Harris quería llevárselo a Iron Maiden, Kirk Hammett lo alaba, mientras que Zakk Wylde ha declarado tenerle profundo respeto.

Richie Faulkner pinta para convertirse en leyenda dentro de Judas Priest y la música en general y gracias a él, hemos reafirmado el hecho de que Judas Priest es una banda legendaria que se arriesga, apuesta y gana.

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