Hay varios momentos que resultan definitorios para toda banda, y uno de ellos sin dudas es el segundo álbum. Cómo superar la presión que genera el haber hecho un gran debut o cómo salir adelante después de un álbum de medio nivel, puede ser un escalón más difícil de lo que parece para algunos grupos, o convertirse en el instante de gloria. Lo fue para The Chameleons, una de las bandas emblema del buen post-punk, con su segundo disco titulado What Does Anything Mean? Basically, que el 5 de octubre cumplió sus 30 años.
No estamos hablando sólo de un segundo disco magnífico, sino además del que bien podría ser el mejor trabajo de la agrupación británica, en lo que fue una cortísima pero intensa discografía. El cuarteto ya venía de haber logrado un maravilloso primer LP, Script Of The Bridge, con el que no sólo se dieron a conocer, sino que también generaron un sonido único, más de seis canciones de esas que no pueden faltar ni en un concierto ni en un compilado de grandes éxitos, y un estilo que hacía de puente entre la vía oscurantista y la vena sensible del post-punk. ¿Cómo se supera entonces semejante trabajo? Pregúntenle a Mark Burguess, porque la fórmula aparece muy pocas veces en la historia.
En sí, What Does Anything Mean? Basically no hace nada que no se haya oído en Script Of The Bridge o en los siguientes discos de la banda, pero el resultado de las canciones es más propio que nunca. Si bien no tiene la misma fuerza y aspereza que el primer disco, o no es tan accesible como Strange Times, combina en sus diez canciones un poderoso y concreto sentido de lo épico, al abrigo de la filosa fuerza de las guitarras, aunando la ensoñación sonora con melodías bien entretejidas y aún soberbias a pesar de lo poético de la propuesta. Con el sonido más la producción ya bastaría para hablar de un buen trabajo, pero siendo The Chameleons, resulta imposible no mencionar que nuevamente aquí crean otra buena ristra de clásicos imborrables.
Y es que abrir esta placa con el hechizante instrumental Silence, Sea And Sky y seguir con la dinámica trascendentalista de Perfume Garden ya es indicio de victoria musical. A medida que avanza el álbum, caen uno a uno los clásicos, Intrigue In Tangiers, Return Of The Roughnecks, Singing Rule Britannia… la primera mitad del disco es pura magia potente, veloz, efectiva, sólida. Pasado el ecuador del álbum comienzan a venir las canciones más reflexivas y emotivas, pero bien amoldadas a la contundencia de la primera parte. No hay lugar para canciones de relleno o que supongan un paréntesis o siquiera un poco de descanso, todo es coherencia en What Does Anything Mean? Basically.
Cómo será de grandioso este disco que hasta aquellos puntos en donde The Chameleons parecía flaquear en su primer trabajo aquí se corrigen enteramente. En momentos donde la banda sonaba más accesible pero dejando de lado lo desafiante de su sonido, aquí se suple con más sonidos de teclados, mayor presencia de la batería y más interjuegos entre las guitarras. Y un detalle no menor, aquí no hay canciones que sobren, ni por estilo ni por melodía, que sí sucedía en Script Of The Bridge, donde algunos temas (sobre todo los singles A Person Isn’t Safe Anywhere These Days y As High As You Can Go) bien podrían haber formado parte de otro material. La unicidad conceptual es el santo y seña de este álbum.
En resumen, como decía al principio, no es tan sólo una excepción a esa especie de regla que dice que es muy probable fracasar con el segundo disco. Estamos en presencia de una placa grandiosa en toda regla, de principio a fin, sin fisuras, quizás no tan sencilla de digerir como el primer disco o como el que le seguiría al año siguiente, Strange Times de 1986, pero sí un punto de inflexión y de influencia para el género y un trabajo sin medida estupendo. Habrá quien diga que no tiene demasiadas canciones para la radio, que sólo Singing Rule Britannia fue sencillo del disco, que The Chameleons no se esforzaron por ser más masivos después de haber gestado un debut impresionante y con mucha llegada. Pues bien, yo diré que no hace falta, porque aún teniendo la forma de hacerse notar, prefirieron hacer algo que perdurara por su calidad. Y aquí estamos, celebrando los 30 años de lo que ya es una leyenda en el post-punk. Larga vida a The Chameleons.
Puntaje: 9,80