Si me preguntaran la razón por la que considero a Camilo Wong Moreno un dios, podría pasar toda una noche al calor del alcohol hablando de sus características como músico, gurú y modelo a seguir; también podría hacerlo sentado en un restaurante mientras saboreo un buen plato de arrachera, o hasta caminando en la calle en un día lluvioso.
Tal vez ese adjetivo solo pueden adjudicárselo los fans from hell y para otros solo sea un buen frontman, o para algunos un vocalista que no sabe cantar; pero el objetivo de este texto no es dejar en claro que es uno u otro, sino recordar y hablar un poco de Chino Moreno este miércoles, 45 años después de su nacimiento.
El oriundo de Sacramento, hijo de madre con ascendencia china y padre con raíces mexicanas, desde joven siempre dio de qué hablar.
Chi Cheng, el difunto bajista de Deftones y el mejor amigo de Moreno en el High School, declaró en alguna entrevista por el lanzamiento de White Pony, tercer álbum de su grupo; que desde esos días, Chino ya era todo un Rockstar, el muchacho cool del lugar.
Mientras Chino llegaba a la escuela y era uno de los chicos más populares, Chi pasaba desapercibido por la mayoría de los estudiantes.
Inmediatamente, Camilo contestó que para él, ese tipo de situación no significaba nada, y si había alguien cool en el lugar, ese era Chi, por llevar cada día una playera distinta de Megadeth o Iron Maiden. Inmediatamente, reporteros y músicos brindaron por el comentario del vocalista, ya que bebían vino durante la entrevista.
Esta anécdota define perfectamente la carrera y visión del vocalista/guitarrista/skate. A lo largo de toda su trayectoria, Chino ha contado y desarrollado todas las características y fama esenciales de un Rockstar.
Desde influenciar a toda una generación de artistas, incluso algunos contemporáneos, el reconocimiento de leyendas del medio y hasta algunos actores de Hollywood; hablar de la legión de fans alrededor del mundo, está de más.
Pero Chino no es así, siempre trata de mantener un perfil bajo, pasar desapercibido al momento de llegar a un venue o incluso al salir del hotel en el que se esté hospedando mientras un grupo de fanáticos lo esperan en la puerta del vehículo que abordará.
Por lo regular, suele ser sencillo y accesible con fotos y autógrafos. Obviamente es humano y llega un punto en el que el cansancio y el tedio lo rebasan y puede que su pose en las imágenes captadas junto a sus fans después de días de gira no sean las mejores, pero nunca se niega.
Musicalmente, Chino ha sido criticado por ser un perfeccionista al momento de componer, uno de esos que rayan en la dictadura de hacer lo que él diga conforme se trabaja en un nuevo álbum.
De ahí los roces con Stephen Carpenter durante la elaboración de su último álbum, o la supuesta separación de Deftones hace una década por lo inmiscuido que estaba en Team Sleep, su primer proyecto oficial y del cual es amo y señor en todos los sentidos.
Pero no, Chino no es un dictador, suele buscar nuevas formas de hacer música, de no caer en el tedio, de sonar siempre a lo mismo, de reinventarse y explorar nuevos horizontes musicales siempre escuchando a los demás para lograrlo; o por lo menos eso suele decir cuando da la cara en las múltiples entrevistas que ha dado en cada lanzamiento musical en el que está involucrado alrededor del mundo.
Sí, suele romper esa esencia de ira cruda con la que fue conocida su banda, ese sonido que taladraba tímpanos con letras desgarradoras ha ido mutando con el paso de los años, al mismo tiempo que Chino fue madurando y canalizando ese enojo de otra manera, buscando no sonar a lo mismo de siempre, como le pasó a otras bandas contemporáneas.
De ahí las múltiples caras que Deftones ha mostrado a lo largo de toda su discografía, sin dejar su “sonido pesado”, ya que Chino no considera al grupo como uno de Metal pero sí uno pesado; la influencia de bandas como Depeche Mode, Duran Duran o The Smiths son obvias en la manera de componer, o en sus letras que han pasado a un plano más filosófico, con las que ha conectado con miles de fans en distintas etapas de sus vidas. Por algo Jonathan Davis lo llamó el “Morrissey mexicano”.
Camilo no es perfecto, sus problemas con las drogas, y relaciones sentimentales han pegado y repercutido en su carrera. Evidentemente álbumes como Saturday Night Wrist o el disco homónimo de Deftones son el más claro ejemplo, así como sus altas y bajas de peso. Todo por lidiar con una fama que él no pidió.
A pesar de esto, no importa en qué momento de la vida hayas visto a Deftones en vivo, la intensidad de Chino sobre el escenario es única, desde cómo volaban sus dreadlocks en el aire, hasta lanzarse hacia el público con sus calcetas largas como las de los cholos californianos o ensordecer a todos los presentes con uno de sus característicos gritos agudos, Chino es adrenalina pura en el escenario.
Sea con Deftones, Team Sleep, Palms, Crosses, Saudade o alguna colaboración con algún DJ u orto artista, el alma musical de Chino es única e inigualable y afortunadamente para los fans from hell, podemos presenciar y experimentar todas sus facetas, aunque solo gire con sus proyectos alternos por Estados Unidos o en algunos puntos de Europa o Australia.
Sea en un momento de rabia, un paraje oscuro o un instante de pasión, Chino Moreno tiene la canción perfecta para cada uno de ellos, y tal vez sea por eso que sus admiradores, y algunos sectores de la prensa especializada lo han alzado hasta el punto de ser considerado un Rockstar, aunque ese chico de Sacramento que solía trabajar en un Tower Records nunca ha querido serlo.
¡Feliz diablo Chino! Gracias por ser parte fundamental del soundtrack de este pobre diablo con delirios de grandeza…