BACK FROM THE DEAD… THE PRIEST LIVES! (Reseña de Judas Priest en la Cd. de México)

Judas Priest Foto OCESA Lulu Urdapilleta

Judas Priest | Foto cortesia de OCESA - Lulu Urdapilleta

Para EL CLUB DEL ROCK: Mr. Yagami 

Tristemente Judas Priest es otro de los grupos que se han unido al carro de “La anterior era la gira de despedida pero como nos la pasamos tan bien, decidimos que ya no nos vamos a retirar”. El metal tiene miles de ejemplos como ellos: Ozzy Osbourne, Kiss, Scorpions y un largo etcétera. Afortunadamente parece que regresaron con muchas más ganas, y aunque su nueva producción llamada ‘Reedemer of Souls’ no me parezca buena, he de decir que la energía con la que tocaron en esta gira sobrepaso con creces a la anterior.

El Palacio de los Deportes, lleno casi en su totalidad, fue el escenario perfecto para la misa del sacerdote, precedida primero por el grupo mexicano Ágora. Los he visto varias veces y en ninguna de ellas me han convencido en absoluto. He de reconocer que tienen una técnica impecable y profesionalidad sobre el escenario pero como dirían los ingleses “not my cup of tea”.

Pasando a lo importante, los ánimos fueron calentados primero por la inmortal “War Pigs” de Black Sabbath. Sabiendo que la gente la corearía a todo pulmón, fue una acertada elección por parte del sacerdote.

Al momento que las luces se apagaron la intro de “Battle Cry” retumbó en la circunferencia del Palacio para dar paso a “Dragonaut”, corte que también abre su nueva producción. El escenario fue sencillo, solo con unas pantallas reproduciendo imágenes alusivas a cada canción que interpretaban. Siguió después ese himno del Heavy Metal pero sobre todo ese himno que representa a Priest en su totalidad: “Metal Gods”. La noche iba para más clásicos y así se dejó caer “Devil’s Child” y “Victim of Changes”, ambas canciones inmortales dentro de su discografía. El nuevo disco fue representado por 3 canciones más: “Halls of Valhalla”, “March of the Damned” y la que le da título al álbum.

Judas Priest | Foto OCESA – Lulu Urdapilleta
Judas Priest | Foto OCESA – Lulu Urdapilleta

He de reconocer que sonaron mucho mejor en vivo de lo que suenan en estudio, sobre todo por la energía que le imprime la banda. El divino “Defenders of the Faith” fue representado por quizás su canción más débil: “Love Bites” [aunque me encanto el detalle de poner el juego de luces similar al del video] y por la demoledora “Jawbreaker”. Dado que ese álbum cumplía 30 años de haber sido lanzado, uno esperaba un poco de mas material del mismo, pero ni modo.

La coreadísima “Turbo Lover” me hizo la noche, hubiera dado 3 dedos de mi mano con tal que tocaran más canciones de ese increíble pero infravalorado ‘Turbo’. Es más, hubiera cambiado “Beyond the Realms of Death” [que también es un clásico pero por alguna razón, jamás ha sido mucho de mi agrado] por cualquiera de ese disco.

Afortunadamente en esta ocasión no se le ocurrió a Rob Halford hacernos cantar “Breaking the Law” como en el concierto pasado donde no dijo ni pío. En ese mismo concierto recuerdo que algún tipo que estaba a mi lado acotó algo así como “Pago para oír cantar a ese cabrón y todo para que me salga con esto” y siendo objetivos, tenía toda la razón. Pero todos estos pensamientos se disiparon una vez que escuchamos el rugido de una moto y ver entrar triunfante al mismo Halford a bordo de una espectacular Harley. Era la hora de “Hell Bent for Leather” y todos perdimos la cabeza al ritmo frenético de ese himno de carretera.

Judas Priest | Foto OCESA – Lulu Urdapilleta
Judas Priest | Foto OCESA – Lulu Urdapilleta

Después de una rápida ida a los camerinos, regresaron dispuestos a matar. Con las balas necesarias para destruir todos nuestros puntos vitales: “Electric Eye”, “You’ve Got Another Thing Comin’” [con un solo respetable del cada vez mas acoplado Richie Faulkner], la salvaje “Painkiller” [con ejecución impecable de Scott Travis] y para finalizar la fiesta “Living After Midnight”.

Set relativamente corto pero conciso. Si todas las bandas que anuncian que se retiran regresaran así de recargadas como el sacerdote, incitaría a más bandas que siguieran su ejemplo.

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