Lima, viernes 13 de mayo – 9:00 p.m.
Las puertas del local se abren y estaremos a presenciar un concierto inolvidable.
Muchas veces se suele repetir que cada show que se puede presenciar es de un carácter idílico, pero este tuvo un toque especial: tres agrupaciones poderosas, llenas de talento y el agregado nostálgico de escuchar y ver en escena a un artista que nos ha regalado temas con los cuales hemos crecido en este mundo del rock.
La noche se inicia con gran contundencia. Promedian las 9:30 pm y Cocaine Cowboys hace su entrada. Con un hard rock inconfundible, con ese sello que los distingue encienden la noche. Fue un comienzo arrollador. La banda se lució, como en toda presentación que tienen; desplegaron destreza y fantasía, además de fuerza, tal que retumbó en todas las paredes del local.
La noche prosiguió y luego de tal arranque, subió a escena Aliados. Con su estilo ya reconocido prendieron a la gente. Con la música animando a todos a arremolinarse frente al escenario, el grupo logró cautivar a la audiencia: gente coreando a viva voz las canciones; otros desahogando y desfogando el estrés diario, y otros disfrutando a la manera de la gran performance de la banda peruana.
El público esperaba con ansiedad a ese ídolo de años, al vocalista que había trabajado con tantos artistas reconocidos, a aquella persona que le había puesto la voz a las canciones de una película obligatoria para todo rockero “Rock Star”: Jeff Scott Soto. Promediaban las 11:30 p.m. y un audio ponía el suspenso y la tensión al límite, ya estaban a punto de subir a escenario. Las luces se encienden y un acorde de guitarra da inicio: Sin más, el público se vuelca con toda fuerza a estar frente a Jeff, la música está a tope y todos disfrutan. Llega un momento que el éxtasis es tanto que Jeff debe de pedir que por favor el público no se acerque tanto pues podrían lastimarse. Pasado el pequeño impasse, se entrega de vuelta a esta audiencia enloquecida y se contagia de esta locura. Con algunos pasajes dichos en castellano y con la ayuda de Jorge, su guitarrista español, emociona a todos. Pasa un tiempo y pide que apaguen un cigarro, momento anecdótico, pero, a mi parecer, muy acertado.
El concierto fue increíble, pero una vez más faltó llenar el local, otro jalón más de orejas al público que reclama conciertos y shows de gran nivel y que llegado el momento no asiste. Esperemos que este tipo de eventos siga repitiéndose, pero con el mayor compromiso del público a poder asistir: es cierto, a juntar y ahorrar en el chanchito para poder darse estos gustos.