Mütterlein – Orphans Of The Black Sun: El oscuro espíritu del rock libre

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Portada del álbum debut de Mütterlein. Fuente: sitio oficial de Bandcamp de Sundust Records.

Siempre se dijo que una de las premisas del rock era romper límites, quebrar barreras, no seguir las reglas. Curioso, paradójico y quizás un poco triste cómo, a medio siglo de los primerísimos exponentes del género, el rock se ha visto en muchos casos preso de sus propios estereotipos. Que si es metal tiene que sonar malvado y hablar del diablo, si es punk debe ser rápido y criticar a todo el sistema con una cerveza en la mano, si hablamos de grunge es todo depresión o suicidio cuando se refieren al emo/post-hardcore. Y resulta increíble toparse de frente con esos trabajos que se empeñan en destruir esas maneras de entender el rock. Es hora, entonces, de parar las orejas por el debut de los franceses Mütterlein, nuevo símbolo de las no-etiquetas.


Para presentarles a Mütterlein, lo poco que se puede conocer por nuestros parajes latinos es que es un dúo compuesto por la cantante y compositora Marion Leclercq (quien ya tenía su experiencia con el extinto grupo de metal extremo Overmars), y el músico Christophe Chavanon. Pero la manera de conocerlos es poniéndose Orphans Of The Black Sun (Sundust Records, 2016), y dejándose poseer por la atormentada, apabullante, oscurantista, ritual y encantadora música de dos artesanos sin patrones a seguir, quienes tomando influencias del doom metal, el post-punk, la psicodelia más tétrica y el occult-rock, crearon un sonido único.


Lo inclasificable es el santo y seña de Orphans Of The Black Sun. Tan sólo seis canciones en un total de 35 minutos dan cuenta de un estilo particularísimo, coronado por una sensación de inquietud permanente, de tormento que no te deja alejarte, de peligroso y caótico encanto. No es un disco sencillo de digerir, menos de comprender. Pero si es posible que abras tu cabeza en torno a la dirección de Mütterlein, o más bien, donde Mütterlein quiera arrojar tu cordura, pronto vas a saber disfrutar del delicado, hechizante y tortuoso viaje del disco.

No puedo detenerme a hablar de canciones en particular, primero porque la poca cantidad de temas no lo hacen posible, y segundo porque todas las canciones cuentan con un mismo espíritu hipnótico, contundente, que hace que pidas por más. Que haya más senderos salvajes y sin piedad al estilo de My War, más ominosas melodías como Black Dog, más sensación de dulce perdición como en la apertura con Lesbians Whores And Witches o Ghost Army, o más abismales terrenos como el cierre calmo pero trepidante de Mother Black Sun.

Con un impacto más intenso que físico, más psicológico que potente; y a través de las herramientas que toma prestadas de diversos géneros (la densidad del doom, el filo guitarrero post-punk, las rítmicas cercanas al blues, percusiones y teclados propios del ocultismo rockero), Mütterlein se hacen de una identidad propia que no se casa con ninguna vertiente conocida. Los propios miembros de la banda lo definen como ‘witch wave’, para mí podría ser la modernidad del occult rock que no fue fagocitado por el stoner, el metal satanista o el hard rock nostálgico de los sesenta como Blues Pills. Hay muchísimo más en la propuesta del dúo, mucho más vacío, más oscuridad, más profundidad hosca pero sublimemente atractiva de dónde agarrarse. Muchos más extremos que llevar al extremo. Sí, a mí me han hecho converso a su causa y estoy pidiendo más. Les va a pasar lo mismo, si tan sólo están dispuestos a uno de los trabajos más innovadores del año.

Puntaje: 9

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