Pastillas para dormir, pastillas para mantenerse despierto, pastillas para calmar el dolor, pastillas para estimular el dolor, pastillas contra la depresión, pastillas para calmar la euforia, pastillas para hacer el amor, pastillas para abortar ese amor, pastillas para ser feliz, pastillas para no ser tan feliz, pastillas felices vendidas por infelices. Somos teletubbies empastillados y la verdad que no nos molesta mucho sentirnos así. Está claro que existen límites; el real problema es esa estúpida tendencia que ha cobrado fuerza desde hace un lustro y que parece ser un interesante tema de conversación en cualquier contexto, una suerte de competencia en ver quién conoce más tipos de pastillas o quién tiene más listas recetadas de medicamentos que rozan peligrosamente la adicción. Bueno, es lo que me anima a hacer eco de esta atrayente noticia basada en un estudio desarrollado por La Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos (NSF) en cooperación con la el Instituto Ferrero de Neurología y Sueño (IFNS).
“La música es mucho más que algo agradable de escuchar”, asegura la NSF
Bueno, no es por sacarle mérito a la fundación pero esa conclusión la puede hacer cualquier persona con 2 dedos de frente. Lo interesante viene en la siguiente sentencia: “Tiene un efecto directo en el sistema nervioso parasimpático, ayuda a que nuestro cuerpo se prepare para dormir”; “Los tonos llegan a la corteza temporal y prefrontal, el ritmo a la corteza parietal y cerebelo —ambas asociadas al movimiento—, y la letra a las corteza sensitiva, visual, motora y a las áreas relacionadas a lo emocional”. En buen cristiano, la doctora Celia García Malo del IFNS nos dice que: “Se puede emplear para lograr la relajación, concentración y ayudar a vaciar la mente de algunos pensamientos antes de ir a dormir”.
Hasta ese momento había una cosa que yo no entendía, si este estudio es cierto, ¿Por qué me costaba tanto conciliar el sueño profundo en mi etapa de estudiante?; y peor aún, ¿Por qué me despertaba con mal humor, con una actitud de mierda y me sentía poco descansado? Acostarme con el mp3 y los audífonos puestos era casi un ritual para mí, en ese entonces yo deduje que si dormía escuchando música, tendría un mejor pernoctar. Bueno, según la fundación, “lo ideal y aconsejable es escuchar la música clásica, el jazz o el folk”… ¡Claro, qué picardía! Yo escuchaba canciones de manera aleatoria, por ahí me tocaba un Blue Jay Way o I’m Only Sleeping de Beatles que son canciones de corte más tranquilo, pero de repente saltaba un Fire de Hendrix o un Sabbra Cadabra de Black Sabbath y se pudría todo. O sea, sentía que estaba en la etapa previa del sueño profundo y así me quedaba por horas, ¿Viste que a veces te quedas dormido pero estás consiente de todo lo que está pasando en tu casa? Bueno, en ese estado solía quedarme hasta la mañana, estuve unos meses así hasta que me rendí y decidí echarme a dormir de manera tradicional… hasta hoy.
“Yo me tomo un par de pastillas para dormir cada día…”
Encuentran la forma de contar como hazaña, semejante estupidez como esa . Se hacen los modernos, los superados. Esto es como decir, “Yo me me meto un par de líneas cuando empiezo a marearme”, así de estúpido suena. La respuesta en los 2 casos es más que obvia. Si no puedes dormir, busca otras alternativas menos tóxicas ¿Cuánto tiempo más planeas vivir automedicándote? Y en el caso del ejemplo; si ya te sientes mareado, deja de tomar, haz caso a tu organismo. Apreciemos un poco más la vida, muchachos, esto no es joda; no hay segunda oportunidad. En la cultura popular se cree que la muerte tiene 2 fases; la primera es cuando se deja de respirar y la segunda, un poco más adelante, cuando pronuncian tu nombre por última vez. La vida es un carnaval, es cierto, pero hasta el carnaval más duradero tiene fecha de inicio y fecha de final. No se puede vivir siempre de joda.
Selección de canciones que han sido utilizadas en estudios científicos
La siguiente es una lista que ha recopilado Oxford Journals para probar el poder de la música en el tratamiento del dolor y la relajación. Está claro que podemos crearnos una lista propia en base a las sugerencias del estudio que he mencionado líneas arriba, pero cumplo con adjuntar (la lista de Oxford Journals) porque tengo tiempo de hacerlo, porque vivo sin prisa, porque contemplo las cosas como piezas separadas que son parte de un todo. Porque me gusta compartir y porque me da la gana.
www.Elpais.com