Lamb of God es una de las bandas más destacadas de la nueva ola de metal americano surgida a finales de la década de los 90. Desde su debut con New American Gospel, la banda se ha caracterizado por tener un sonido que incluye elementos del groove metal, además de contener voces guturales características del death metal. Formados como Burn the Priest en 1994 y rebautizados como Lamb of God en el 2000, la banda ha publicado 11 discos de estudio; dos en su primer etapa y nueve bajo el nombre de Cordero de Dios.
Dentro de toda su discografía, los más exitosos han sido Wrath, Resolution y VII: Sturm Und Drang (siendo este último mi favorito). Con VII: Sturm Und Drang, la banda alcanzó una madurez y un estilo musical muy bien definido, ya que son de las pocas bandas de metal que siguen sonando extremadamente bien desde su debut. Sin embargo, con la migración del baterista Chris Adler a Megadeth, se prendieron las alarmas sobre el futuro de la banda. Por fortuna, Art Cruz reemplazaría a Adler en la batería y brindaría un excelente performance con los discos Lamb of God y Omens.
Así que aprovechando que Omens se sitúa en el puesto 15 del Billboard 200, acompáñame a descifrar el trabajo más reciente de Lamb of God ¿Será este otro buen disco de la banda o habrán cedido su brutalidad para apelar a algo más comercial? Averiguémoslo.
Omens arranca sin titubeos y presenta al primer y gran sencillo, Nevermore, tema que abre de grata manera y demuestra que el estilo de la banda sigue intacto. Y aunque Nevermore es una excelente pieza, Vanishing destaca por el increíble trabajo que hace Art Cruz en la batería. Ambas canciones son realmente buenas, con crudos y potentes riffs de guitarra, grandes arreglos de batería, cambios de tempo acertados y voces viscerales por parte de Randy Blythe, aspectos que serán recurrentes en Omens.
To the Grave es otro buen tema que deja claro que Art Cruz es un dignísimo sucesor de Chris Adler. Además, el tema se presta para que cada miembro de Lamb of God se luzca con su instrumento. Los acompañamientos que hacen Willie Adler y Mark Morton a la voz de Randy, me recuerdan a los acompañamientos hechos en Erease This, además de que las guitarras disonantes cerca del final aportan muchísmo a este gran tema.
Ditch está plagado de excelentes arreglos en la batería y en las guitarras. Es un tema aplastante y bien ejecutado, no por nada es otro de los sencillos de este gran disco. Omens, pista que le da nombre al álbum, muestra una cara más thrashera de la banda, sin perder su propio estilo y deja en claro que la banda no flojea ni baja el ritmo después de 5 piezas. Por si fuera poco, Art Cruz se vuelve a lucir con es potente batería y los pulcros arreglos con los platillos. Ambos temas me encantan.
En el ombligo de Omens se encuentra Gomorrah, pieza que baja el tempo pero mantiene la intensidad mostrada en los temas previos. Aunque inicia con una guitarra haciendo un fraseo más entendible y menos intenso, la batería se mantiene avasalladora y en cuanto el tema llega a la mitad, las guitarras se tornan más oscuras y agresivas hasta cerrar con unos licks muy thrasheros.
III Designs mantiene la estructura vista en todos las piezas anteriores. Es una buena canción pero no me parece que destaque por encima de lo ya mostrado. Sin embargo, el solo que se firma Mark Morton rescata y revaloriza de mejor manera el tema y lo deja bien parado. Por otra parte, Grayscale comienza con un riff muy característico de Slayer. Sin duda, este es otro tema que combina el buen groove de la banda con elementos muy propios del thrash. Esta pista me parece más interesante, además de que es una de mis favoritas de todo el disco.
Denial Mechanism evoca muchísmo a la etapa de Burn the Priest y al buen Resolution. Con dos minutos y cincuenta y siete segundos bastan para brindar un tema vertiginoso, alocado y frenético que nos prepara y deja el camino hecho para que Omens de Lamb of God se despida. Es así que September Song aparece y con un inicio muy al estilo de Shoulder of Your God, la banda entrega un gratificante y catártico final. Esta pieza resume muy bien la propuesta musical de todo el álbum, dejando claro y recalcando que la banda se mantiene fiel a su estilo.
He de reconocer que Art Cruz se lleva los aplausos con el gran trabajo que presentó en este disco. Aunque él ya había participado con la banda en el álbum anterior, su participación no había sido tan notoria como en Omens. Por otro lado, Willie Adler y Mark Morton siguen siendo una dupla de guitarras que entrega brillantes y agresivos riffs y arreglos.
Como mencioné al inicio, Lamb of God es una banda que domina plenamente su estilo y sabe perfectamente las variantes y elementos en los que puede recurrir y seguir sonando increíblemente bien. Es cierto que dentro de sus 11 álbumes de estudio, el grupo se ha mantenido en su zona de confort y muy pocas veces se han atrevido a experimentar e innovar en su sonido. Si bien ha existido una evolución a lo largo de su discografía, la banda se ha mantenido firme y fiel con su estilo.
Es de aplaudirse que Lamb of God se sigue escuchando tan bien después de 28 años de carrera y no se han perdido en experimentar o en encontrar un sonido que se adapte a los tiempos actuales. Así pues, Omens es un grandísimo disco que se posiciona como uno de los mejores lanzamientos que van del año. Tal vez no sea su mejor trabajo, pero definitivamente es un álbum redondo y muy disfrutable.