Ya se cumplieron 10 años desde que System Of A Down lanzó Hypnotyze, último álbum en su repertorio. Una década sin ningún tipo de material nuevo o algún indicio de reunión formal. Dos lustros desde que los armenio/californianos nos dejaron con su interpretación y protesta del último conflicto bélico a gran escala en el Estados Unidos se vio envuelto. La oda al Soldier Side que constó en dos partes fue todo un éxito, pero hasta ahí. Con la mano en la cintura aplicaron la Tool y a SOAD no se le ve algo novedoso en el futuro próximo u otro tipo de futuro.
Asuntos que solo conciernen a proyectos personales, alguna que otra colaboración y un puñado de conciertos es el resumen de actividades de una de las bandas de Metal más influyentes en la historia contemporánea. Cualquiera podría reclamar la falta de interés de seguir creando música o de tocar cuando se les venga en gana, hasta nos podrían caer mal por tratarnos así. Pero todo eso queda del lado en el momento que Serj, Daron, Shavo y John saltan al escenario.
Como informamos a principios de año, la banda estaría de regreso en el camino con el Wake Up The Souls Tour y conmemorar 100 años del genocidio armenio, poco a poco el tour los trajo a Latinoamérica. El cierre de la gira, la hermosa y monstruosa ciudad de México, como hace cuatro años. Hubo grandes expectativas después de lo que la banda hizo en Rock In Rio, Santiago Gets Louder y sus demás presentaciones en América Latina (su servibar leyó en tabloides internacionales que “simplemente la rompieron”). No sabíamos lo que nos esperaba.
Desde muy tempranas horas el Palacio de los Deportes comenzó a ver movimiento con muchos loquillos que querían estar hasta adelante, los camiones provenientes de distintos estados de la República Mexicana y mucho chavorruco dispuesto a recordar sus años mozos de adolescencia (llora un poco al escribir). Los mexicanos de Apolo, hicieron su chamba como era debido. En una tocada que rozó los 20 minutos lograron prender a un Palacio al que por momentos parecía no caberle ni una aguja.
Alrededor de las 21:20 horas, justo en el clímax de la desesperación de toda la masa de asistentes, las luces del recinto se esfumaron. Serj y compañía aparecieron en el escenario al ritmo de I-E-A-I-A-I-O, de lo más abrupto posible, el track cambió a Suite-Pee y con un giro aún más brusco los SOAD elevaron aún más los decibeles con Attack.
Una furia incontrolable se había apoderado de todo el recinto, como si las almas de los armenios ejecutados acompañaran a System en cada nota. Nadie paraba de saltar, los mosh pits ubicados en diversos rincones de la pista solo crecían al ritmo de la clásica Prison Song, Know y Aerials. El grupo de armenios nos dejó respirar un poco, sólo para cantar el himno a la infantería, el Soldier SIde. Como marca el ritual, las hostilidades volvieron con B.Y.O.B., Soil y Darts. El derroche de energía por parte de los forever young y los millenials era descomunal hasta el momento. Y el show no llevaba ni media hora.
Radio/Video e Hypnotyze continuaron con el flujo de adrenalina. Los armenios la emanaban al por mayor; algo increíble sucedía en el escenario, aunque frente a su servibar había un chicuelo alto y robusto que nunca paró de cantar y por nada del mundo apartó la mirada de una fémina que venía como invitada especial al crew de su servibar, quizá fue amor a primera vista, ya que este chicuelo nunca vio a System en todo el concierto. Ni al momento en que SOAD tocó Temper, una rareza de sus demos de mediados de los 90 y única canción que no fue coreada por los 21 mil que según estábamos ahí.
El viaje a la adolescencia continuó con ATWA, CUBErt, Needles, Deer Dance, Bounce y Suggestions, por momentos su servibar recordó aquellas tardes sabatinas junto a los amigos de la infancia y escuchar una y otra vez el álbum homónimo y Toxicity (vuelve a llorar al escribir).
Desde aquellos días, Daron siempre fue un loquillo, quizá antes era una bestia y aunque ahora tenga unos kilos de más (como su servibar), su piradés no se mermó en lo absoluto. De la nada comenzó a corear Physichal, original de Olivia Newton-John. “Show me your money!” fue la última frase de Daron para romper con su guitarra al compás de Psycho, otro de los himnos más coreados de la noche.
Seguramente hubo mucho palero que ni siquiera le gusta tanto SOAD, pero por convivir mercó su ticket y cruelmente dejó sin posibilidad de asistir a uno de los muchos fans from hell que no pudieron asistir al show. El momento de esos seres despreciables llegó cuando Chop Suey! comenzó a tirar al Palacio a guitarrazos. Acto seguido, Lonely Day calmó un poco la guerra que se desarrolló en toda la pista, gracias a que Daron pidió un minuto de silencio por un asunto personal de la banda que por respeto no comentaré, fueron como 30 segundos ya que al parecer muchos no entendieron la petición del armenio/americano. Omitiendo a los paleros, el show continuaba siendo indescriptible. Aún así el chicuelo seguía viendo a la fémina a mi lado.
Ya a esas alturas, el que no estaba envuelto en sudor, comenzaba a sentir la fatiga y uno que otro estrago en el cuello, no saltaba igual o ya no tenía voz, no tenía a qué estar presente. Question!, Lost In Hollywood, Vicinity of Obscenity y Forest siguieron mermando la condición física de todos, más no el espíritu de contemplar el show del orgullo metalero de Armenia.
Uno de los momentos sublimes llegó, Shavo y compañía comenzaron a entonar otro de los himnos que sin duda tienen la esencia cruda y brutal de la banda, pero expresada de tan armónica y teatral como sólo SOAD sabe. Spiders sonó a una sola voz al oriente de la ciudad de México. Continuando con el aire crudo, la segunda rareza de la noche apareció con DAM, proveniente también de los demos de mediados de los 90.
A pesar de tanta intensidad, John, Shavo, Daron y Serj no mostraban signos de cansancio, al contrario daban un aire de aquellos videos en vivo de hace 17 años, donde no sabías si realmente tocaban así de bien a pesar de que el show siempre era un viaje violento entre volteretas, saltos y mucho slam entre ellos mismos, con desnudos incluidos. Ese mood imperó en Pogo y Cigaro, mandando más energía al público como si pagaran con eso las pocas visitas a nuestro país.
Toxicity comenzó a retumbar en los ya masacrados tímpanos de todos nosotros, de las de cajón era la única que faltaba, ojalá y muchas bandas que suelen coverearla le hayan puesto suficiente atención tanto en letra como en ejecución (ustedes perdonarán, recordé mis días de estudiante). Si le hubieran preguntado a su servibar si quería una complacencia, éste hubiera pedido P.L.U.C.K; Snowblind, cover que le hacen a Black Sabbath, Johnny o Metro. Desgraciadamente, como dice mi Madre: “No se puede tener todo en la vida”. Sugar el single que catapultó a System Of A Down al mainstream comenzó a sonar.
Si con locura inició, con locura acabó, al más puro estilo, esencia y sello de SOAD. Nos dimos cuenta que habíamos vivido algo sin precedentes. Que el concierto cuatro años atrás había sido espectacular pero que nada tuvo de comparación con el cierre de Wake Up The Souls. Hubo un momento de agradecimiento mutuo entre System y el público y que quedó simbolizado cuando Serj alzó juntas las banderas mexicana y armenia en medio de gritos y aplausos. Sin duda uno de los mejores conciertos en la ciudad para este año.
Quizá no fue ni la mitad de emotivo que el show que dio System Of A Down en Armenia, o igual de espectacular que en Santiago Gets Louder o Rock In Rio donde por un momento compartieron escenario con Chino Moreno de Deftones. Pero si hubo mucho corazón por parte de la fanaticada mexicana, mucho corazón.
Al momento sigo ronco, pies cansados y dolor en el cuello. No le podemos reclamar nada a System Of A Down, más que pronto se dignen a crear nueva música y volver de lleno al estado activo. En los dioses del Metal confiamos y en la Kombucha Mushroom People…
En Colombia se sintió muy buena vibra.
Estuvieron geneal !!!
System of a Down the best in the world
Conciertazo! Me duele todo aun, termine hecho mierda!.
Somos dos, amigo!!