Como sabemos, el metal es un género controversial desde su nacimiento. Los metaleros, ya sean músicos o seguidores, han sufrido de todo un poco, pero han demostrado ser de las hermandades más unidas y defensoras de su género en todo el mundo, aunque cada lugar tiene un concepto distinto de lo que el metal es, sin embargo, en algunos casos esta concepción es un tanto extrema, como en los países islámicos, en donde la afición a este tipo de música cuesta muy caro.
Ejemplo de ello es la última propuesta que ha lanzado el gobierno de Egipto, la cual pretende prohibir el metal en su totalidad. Nadie deberá ni podrá escuchar o hacer heavy metal. Dicha propuesta surgió hace unas cuantas semanas, cuando el Sindicato de Músicos intentó suspender en el centro de El Cairo, el concierto de la banda emiratí “Perversion” alegando que era una fiesta satánica donde se iban a hacer alabanzas y sacrificios en honor a Lucifer. La policía no llegó a tiempo, por lo que dicho concierto siguió con normalidad, sin embargo, fue una especie de advertencia por parte del sindicato a todos los seguidores del metal en aquel país. Hay quien considera a esto como una persecución política, social y por supuesto, religiosa.
Esto no es nuevo en Egipto, ya que en los 90, se cancelaban conciertos o cerraban los lugares en donde se presentaría alguna banda, argumentando lo mismo que esta vez: “es una blasfemia”. Sin embargo, el 22 de enero de 1997, fue el peor día para el metal en aquellos lares. Es conocido como “el día que murió la música”, ya que la policía irrumpió en las casas de decenas de metalheads arrestándolos por fomentar el satanismo, además de blasfemar y traicionar su religión. Muchos sobrevivieron, muchos no, algunos salieron libres, mientras que otros cumplieron su condena.
Así, pasaron casi 20 años sin mucho protagonismo del metal, hasta ahora, que volvió a ser noticia, pues la música blasfema (como le llaman), se ha esparcido como pólvora entre los jóvenes y algunos adultos de la vieja escuela en Egipto. A diferencia de hace años, este género ya no es más música entretenida y energética que habla de Satanás, como se juzgaba, sino, es más bien un medio para protestar en la que los jóvenes revolucionarios hablan sobre sus derechos y la libertad, por lo que se ha convertido en un peligro para el gobierno. Según un estudio hecho en un periódico egipcio, el 10% de la juventud escucha o hace heavy metal, dato que pone a temblar a sus gobernantes.
Sin duda, la censura es algo que reprobamos, mientras que la libertad de expresión es vista por nosotros como un derecho universal y al parecer, algunos en Egipto comparten esta opinión. Nosotros creemos que la música sirve para expresar todo tipo de sentimientos y necesidades, por lo tanto, la censura al metal y la persecución a sus adeptos nos es inaceptable y deplorable, como a toda la comunidad metalhead al rededor del mundo.
