El pasado 14 de abril por fin llegó el sorpresivo y polémico material de estudio de Metallica. Y sí, lo sé, ha pasado tiempo desde entonces, pero durante estas dos semanas he podido escuchar e interiorizar este disco para formar la opinión que aquí vertiré. Así que está de más decir que esta es una reseña totalmente personal y con la que podrás o no estar de acuerdo.
Sin embargo, para entender y comprender todo el revuelo que se ha generado en torno a este disco, hay que remontarnos al 28 de noviembre de 2022, cuando la banda californiana recién había publicado el video oficial del tema Lux Æterna, junto con el anuncio del nuevo álbum venidero y una gira mundial que finalizaría hasta 2024.
En ese momento, las redes sociales explotaron. La emoción por escuchar música nueva de Metallica desató una locura demencial. Y, en general, ese sencillo recibió buenas críticas por parte de los fanáticos y los medios especializados, adulando la versatilidad vocal de James Hetfield y la descabellada batería de Lars Ulrich.
Semanas después, en enero de 2023, la banda publicó otro sencillo más, Screaming Suicide, en donde destaca muchísimo la melodía de voz y la oscura letra que es reflejo de los momentos más difíciles en la carrera de James y el grupo. Siguiendo la misma tónica, en marzo de este año, estrenaron If Darkness Had a Son. Pero, llegados a este punto, más de uno comenzó a cuestionar sobre la calidad del álbum en general, puesto que estos sencillos comenzaban a ser muy repetitivos con solos de guitarra muy génericos.
Un par de semanas antes del lanzamiento del disco, sale a la luz el tema que le da nombre al álbum, 72 Season, y con él se apaciguaron las aguas, pues todas las dudas plantadas hasta entonces se diluyeron con ese magestuoso tema que recuerda mucho a las mejores épocas de Metallica. Desde ya te adelanto que es la mejor canción de las 12 que componen este disco, aunque también se ve afectada por un par de cuestiones que abordaré más adelante.
Así pues, la mesa estaba puesta para todos los fanáticos que estaban ansiosos por ver lo que la banda de San Francisco había preparado en secreto. Y la expectativa no era para menos, pues, a parte de estos cuatro sencillos que fueron bien recibidos en su mayoría, su último disco, Hardwired… to Self-Destruct, fue aclamado por la crítica y aficionados, por lo que uno supondría que este nuevo álbum, 72 Seasons, seguiría la misma fórmula.
Una evolución inesperada
Con todo lo mencionado anteriormente, queda claro que la vara estaba muy alta para este 72 Seasons. Lo cual, tristemente, jugó en contra de lo que este disco terminó siendo. Y es que, con todo el éxito que significó el álbum anterior, además de la buena estrategia de marketing con este nuevo material, uno no entiende por qué es que eligieron este camino.
Sí, hay una evolución y una continuación de lo que fue Hardwired… to Self-Destruct, pero no se dio de la manera que todo el mundo esperaba. Retomaron elementos y arreglos característicos del álbum anterior y los mezclaron con algunas ideas del black album, el disco homónimo. Pero, ¿eso es bueno, no? Teóricamente sí, pero en la práctica, Metallica lo abordó de una forma que termina condenando al disco a pesar de coquetear un poco de lo que pudo haber sido.
Revisando cada uno de los temas que componen y dan vida a este 72 Seasons, podemos darnos cuenta y ejemplificar lo que trato de explicar.
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72 Seasons
Tema con el que abre este polémico disco. Lírica y musicalmente buena, aunque demasiado larga y con un solo muy genérico y repetitivo. A pesar de ello, no cabe duda que es la mejor canción de todo el álbum.
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Shadow Follow
El inicio resulta muy parecida a Holier Than Thou, con uno muy buenos riffs. Sin embargo, la melodía de voz no termina de encajar. Los coros están bien y el solo de guitarra es decente. La canción es regular y no sufre de los pecados del disco. Por otra parte, la letra refleja el miedo que da enfrentar las cargas y problemas del pasado. Buena letra, sin más.
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Screaming Suicide
El riff inicial no me gusta, me parece que desentona con el resto de la canción y de la letra. A pesar de ello, es la mejor melodía vocal del todo el disco, acompañada de una letra que nos recuerda a todos lo difícil que es afrontar la presión social, cuestionando la vida con todos sus matices. El solo de guitarra es muy bueno. En líneas generales, de las mejores canciones del álbum.
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Sleepwalk My Life Away
Buen intro de Robert Trujillo. De las pocas veces que él toma protagonismo desde su arribo a la banda. Los riffs recuerdan mucho al disco homónimo. La letra no destaca como en los temas anteriores y este se diluye y pierde fuerza conforme transcurren los minutos. La primer victima de la eterna duración de 72 Seasons.
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You Must Burn!
¡Que buenos riffs tiene esta canción, sin duda de los mejores del disco! Acompañados de un lento pero pesado tempo. Sin embargo, en cuanto entra la voz, el tema se vuelve demasiado repetitivo hasta llegar a un punto en el que aburre. Debió de haber terminado en el minuto 3:40. ¡Aunque los arreglos de esas afiladas guitarras del final son un deleite! A pesar de esto, para mí, el solo queda a deber porque repite la misma figura característica de Kirk Hammett. Por otra parte, la letra acompaña bien al espíritu de la canción, sin destacar demasiado.
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Lux Aeterna
Particularmente, este tema no me gusta en lo absoluto. El esquema rítmico emula los años de juventud de la banda en el Kill ‘Em All. Sin embargo, que todo rime con ‘tion’ chirría mucho a tal grado de ser fastidioso, además de que el solo de guitarra parece una calca del tema anterior.
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Crown of the Barbed Wire
Recuerda demasiado a Load y Reload, con todo lo que ello implica. Simplemente, una canción que se pudieron haber ahorrado. La letra no tiene mucho ingenio y pasa sin pena ni gloria.
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Chasing Lights
Este tema recupera un poco el terreno perdido con las piezas anteriores. Al igual que Shadow Follow, parece una canción sacada del disco negro. Buenos riffs y la voz da justo en lo que el tema necesita. En cuanto a la letra, es una especie de lucha motivacional vista desde un vértice muy interesante. Sin embargo, el solo de guitarra le quita poder al tema, además de recurrir a los mismos vicios de Kirk Hammett.
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If Darkness Had a Son
La canción que ejemplifica todo lo bueno y malo que hace este disco. El inicio es poderoso y aplastante, dándonos la esperanza de que se viene un temazo épico de Thrash. Tristemente, en cuanto comienza el verso, esta idea se pierde, hasta ser retomada a medias en el coro. En cuanto a la letra, es una más del montón. Por último, teniendo en cuenta todo lo que propone, dura muchísimo más de lo que debería.
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Too Far Gone?
Mientras que el tema anterior evidencia todo lo que este álbum es, esta pieza es la muestra de cómo debió haber evolucionado este disco con respecto al anterior. El riff principal toma mucha inspiración de Moth Into Flame. La desesperación que transmite la letra se ve muy bien acompañada con toda la parafernalia musical que la banda lleva al límite. Otra canción destacada del 72 Seasons.
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Room of Mirrors
La mejor canción por detrás de 72 Seasons. El ritmo alocado y descabellado de este tema lleva a buen puerto el final del disco. La letra, que probablemente habla sobre todo el dolor y miedo que ha cargado James Hetfield en toda su carrera, reluce muchísimo con la brutalidad de la canción.
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Inamorata
De entre todo, sobresale la lírica, que romantiza el consuelo y la comodidad que cada uno puede encontrar dentro de su propia soledad, a pesar de que ello puede ser tóxico y autodestructivo. Los instrumentos acompañan bien a lo que el tema necesita. En general, es un buen cierre, que, de nueva cuenta, recuerda mucho a esa época del black album. A pesar de que dura bastante, la canción se justifica en esos pasajes instrumentales que le aportan espíritu y color a ese romántico autosabotaje.
Los aciertos de 72 Seasons
Así pues, nos damos cuenta que este álbum no es otro St. Anger ni un ReLoad. No es un desastre caótico como los discos ya mencionados, ya que hace varias cosas bien que destacan y que se adaptan bien a los tiempos actuales en donde el metal necesita ser más digerible para ser comerciable. Algo que tiene bien medido la banda desde 1991 con el disco negro.
Destaca muchísimo la voz de James Hetfield y la batería de Lars Ulrich. Sin duda, el tiempo le ha caído bien al vocalista y guitarrista rítmico de la banda, pues en cada disco se ha podido apreciar una excelente evolución vocal. Si en los dos discos anteriores ya había alcanzado un buen nivel vocal, en este lo lleva un paso más adelante y demuestra que puede alcanzar notas muy altas sin perder el ritmo. James es como el vino, entre más viejo, mejor.
En el caso de Lars Ulrich, en estudio siempre ha dado un buen performance. Definitivamente no es el mejor baterista de la historia, y no pretende serlo, pero siempre ha dado resultados en cada álbum (salvo el desatre que fue St. Anger), y en este disco no fue la exepción. La mayoría de temas son a un tempo relajado, pero hay algunas piezas que son una bestialidad con ritmos acelerados y dobles bombos avasallantes.
Otra cosa que sobresale en este 72 Seasons, y que es el sello de la banda, son sus buenos y aplastantes riffs. Hasta el St. Anger tiene muy buenos riffs, así que en este rubro, Metallica lo tiene bien estudiado. Sean piezas de Thrash frenético o de un Hard Rock muy cañero, James Hetfield y Kirk Hammett saben cómo componer enérgicos riffs memorables.
También cabe resaltar la buena producción que este disco se carga. No hace cosas raras ni pretende revolucionar a la industria. En materia técnica, el álbum se escucha excepcionalmente bien. No molesta y se distinguen muy bien un instrumento del otro. Sería el colmo que los de San Francisco no hubieran aprendido del aberrante desastre que fue …And Justice for All! y St. Anger en los aspectos técnicos.
Finalmente, las mejores canciones de este disco toman mucha inspiración de los temas Atlas, Rise!, Moth Into Flame y Now That We’re Dead del disco anterior. Tal es el caso de las siguientes piezas:
Los pecados de 72 Seasons
Sin embargo, como mencioné anteriormente, este disco se ve crucificado por dos aspectos fundamentales: la duración y los solos de guitarra. Si Death Magnetic me parece largo, este 72 Seasons es excesiva e innescesariamente largo. Salvo el último tema, el resto no tiene fundamento alguno para durar más de cuatro minutos. Varios de los temas dejan de tener sentido por su prolongada duración. Simplemente, el ser tan poco dinámico y muy plano, vuelve este álbum aburrido y poco memorable.
El otro aspecto, y quizá el más preocupante, son los solos de guitarra. Algo que había caracterizado a Metallica en toda su discografía eran su vertiginosos y originales solos de guitarra. Vamos, hasta el St. Anger tiene solos más originales y orgánicos que este disco. En el mejor de los casos, los solos resultan económicos y decentes, pero en el peor, la mayoría parece una calca que se yergue sobre el mismo fraseo característica de Kirk Hammett.
Además de esto, también preocupa el hecho que este disco se siente sin alma. Pareciera que la banda no le puso el mismo amor y esmero que al álbum anterior. Es cierto que desde el Master of Puppets, Metallica dejó de complicarse la vida y comenzó a producir música más simple y sencilla, pero conservando su toque espectacular. Sin embargo, para este 72 Seasons, la música, en líneas generales, es muy plana, económica y sin chiste.
Así como toma elementos de las mejores canciones de su obra anterior, también basa su mayoría en los temas más olvidables del Hardwired… to Self-Destruct, como Murder One, Dream No More, Halo On Fire, Confusion y Am I Savage?
Aunque, por otra parte, tampoco se puede cargarle toda la culpa a la banda, puesto que los cuatro sencillos que publicaron fueron muy sinceros con lo que este álbum es. Jamás pretendieron ser algo más, ejemplificaron y resumieron bien lo que este disco representa.
Entonces, ¿de quién es la culpa?
Esta es una pregunta complicada de responder. Porque, a pesar de todo, no es un mal álbum. Sí que es extremadamente largo y repetitivo, pero algunas de sus canciones funcionan muy bien, además de que ha logrado conectar con una audiencia más joven. Lo cual es es principal objetivo de la banda y de este disco, así que no podemos culpar del todo a los chicos por tratar de tener un mayor alcance y capital sobre las nuevas generaciones.
Probablemente, los responsables de este caos son los mismos fanáticos aferrados a la época de antaño de Metallica. Porque, como mencioné líneas arriba, los sencillos fueron muy honestos con lo que este álbum ofrece. Así que la culpa es nuestra por crearnos expectativas descabelladas cuando es bien sabido que el grupo dejó de tocar Thrash hace muchos años.
Si contextualizamos este álbum con sus contemporáneos, ya no se puede comparar a Metallica con los grandes del Thrash, como Megadeth, Slayer, Anthrax, Overkill o Testament. Es claro que las ligas de los de San Francisco ya no son esas. A ellos hay que compararlos con grupos como Muse, Ghost o Måneskin. Esa es la realidad y hay que aceptarla.