Ya eran las 21:30, mi spider-sense me decía que no faltaba mucho para que Kamelot tomara el escenario que apenas unos minutos antes los londinenses de DragonForce habían hecho suyo. Mi gaznate necesitaba refrescarse un poco, así que busqué alguna bebida (querido lector interprete como quiera lo de la bebida). Caminé hacia la parte de la entrada y pude darme cuenta de que aún había gente entrando.
En ese momento, un personaje de talla grande y con aspecto de pocos amigos con una playera de Brujería con teléfono en mano me preguntó si Kamelot ya había tocado. Le contesté con un simple no, alzó su teléfono y dijo: “¡Ya ves wey, todavía no tocan aún llegas!”. Kamelot sin duda era el plato fuerte de la noche.
Eran alrededor de las 21:45 cuando revisaba twitter (era sabadrink no había mucho movimiento), cuando del fondo del Pabellón Oeste se dejó caer un guitarrazo, como un meteorito. Un alarido de gente me confirmó que Tommy Karevik, Thomas Youngblood, Sean Tibbets, Oliver Palotai y Casey Grillo junto a la hermosa y siempre impactante Alissa White-Gluz (si la de Arch Enemy), ya estaban sobre el escenario. Sonaba When The Lights Are Down.
La pista se había convertido en una verdadera fiesta (ya sin el par de fans de la primera parte), había mosh pits por doquier y mientras algunos suspirábamos con el ir y venir de Alissa, otras se dejaban hipnotizar por el canto de Karevik, quien estaba en constante contacto con el público, no dejaba de pregonar lo felices que todos estaban por regresar a México.
Siempre pasa que cuando un concierto se pone bueno, ameno, como si tú mismo formaras el playlist, se va rápido. Center Of The Universe, The Great Pandemonium, Veil Of Elysium, My Confession y March Of Mephisto se habían dejado caer.
Para continuar, karevik pidió que para el siguiente corte, todos usaran la luz de sus celulares, o en su defecto a la old school con un encendedor, ya que era el tipo de atmósfera que quería crear para Song For Jolee, su mandato fue cumplido y toda la pista estaba iluminada por smart phones y uno que otro encendedor, uno de los momentos más memorables de la noche.
Veritas regresó el punch al Pabellón, que por momentos cimbraba de más por los constantes saltos de todos al interior, o quizá por el extraordinario solo de batería de Grillo que retumbó en el pecho de todos los presentes. Tal vez fue por las notas del teclado de Palotai en Rule The World (posteriormente también se aventaría su solo), o por los poderosos guturales de Alissa que simplemente dejan a uno boquiabierto (la verdad si me caso).
Era evidente la felicidad de la banda sobre el escenario y que el reencuentro con los fans mexicanos tendría muchas sorpresas. La primera de ellas fue cuando Karevik anunció el estreno mundial de Insomnia primer single de su nuevo álbum Haven, próximo a salir. La verdad es que somos afortunados, o la banda quiere mucho a México… O las dos.
La ceremonia de Metal Sinfónico continuó con Torn y Forever, hasta el momento había sido todo un derroche de energía y talento sobre el escenario, un deleite para los fans from hell de antaño, los contemporáneos y los recién iniciados, ya que como ya se está haciendo costumbre, muchos metaleros ya vienen con hijos, es legal se tienen que curtir en algún momento.
La cereza, Alissa quien cada que aparecía bailando o cantando acaparaba la lente de todos los fotógrafos, lo digo porque me tocó ver mínimo a tres que no paraban de enfocarla al momento de hacer mancuerna con karevik, no los culpo; es más los entiendo, por eso me voy a casar con ella.
El segundo regalo llegaría con otro estreno de Haven, el poderoso single de Revolution que zarandeó a todos, si ese es el sonido del nuevo material, esperemos que la banda ya vaya pensando en un pronto regreso a nuestras tierras. Al final de este corte, la banda se despidió en medio de cánticos que parecían decir “¡Kamelot, Kamelot!”.
No pasaría mucho para que Sean Tibbets volviera al escenario con unos lentes de esos que te hacen ver como mosca, interactuó con el público viendo qué lado de la pista gritaba y se emocionaba más (mi lado ganó). Esto sirvió como un llamado para el resto de la banda.
Ya todos en escena y entre agradecimientos y demás, la banda dejó caer los potentes Karma, Sacrimony (Angel Of Afterlife) y el último estreno de la noche Haven (no es necesario dar más información verdad). Una verdadera cátedra de Metal Sinfónico la que presenciamos todos a cargo de Kamelot, tres estrenos y Alissa, gran error no haber asistido.
La noche aún era joven, mientras este pobre diablo se dirigía a casa pudo observar por última vez a Alissa quien con un par de guaruras caminaba al backstage. Le grité un par de ocasiones y volteó e hizo un saludillo a todos los que pasábamos por el estacionamiento del Palacio de los Deportes, “A la próxima que la vea, ¡le pido matrimonio!”, pensé mientras hacía un par de llamadas para ver quien sacaría los tragos coquetos…