De cuando Lamb of God purificó la Ciudad de México

Lamb of God Raquel Coss

Lamb of God | Foto: Raquel Coss

La convocatoria fue hecha hace unos meses, entre tanta oferta de conciertos y actos de mucha calidad, el anuncio de que Lamb of God se diera cita en México para ofrecer un par de shows para muchos fue la cereza del pastel en este año en la ciudad, para muchos metaleros ha sido época de hacer decisiones difíciles y cálculos dignos de Wall Street al momento de hacer el presupuesto y decidir a qué concierto asistir, ¡Pero qué demonios es Lamb of God!, y es casi un deber cívico el estar presente.

El Pepsi Center fue el lugar elegido para que Randy Blythe, Mark Morton, John Campbell y los hermanos Willie y Chris Adler tomaran como recinto para una de las noches más estrepitosas de este 2016 que ya casi llega a su fin. Los boletos marcaban las 9 de la noche como el momento para ya estar dentro del corazón del World Trade Center de la Ciudad de México.

Lamb of God | Foto: Oscar Cruz

Un poco de nerviosismo se percibía en el aire, faltaba media hora para el show y aún no se hacía sentir toda la magnitud del respetable. Era comprensible de cierta manera, viernes en la capital mexicana y a esa hora es igual a tránsito lento y transporte público abarrotado. Además, seguramente varios metaleros Godínez fueron a cambiarse a sus hogares y evitarse la pena de intentar matear con traje, camisa y corbata.

Ya Tulkas, oriundos de Querétaro y amantes del Thrash habían dado bandera verde a las hostilidades en la pista del lugar. Charlie Vázquez, Guillermo Mendoza, José Chávez, Edgar Castañeda y Javier Trapero tuvieron la nada fácil tarea de abrirle paso a LoG. Pero pudieron con el paquete, no por nada han estado presentes en los concursos para participar en el Knotfest y el Corona Northside. Poco a poco dieron los trompetazos para que los fieles se congregaran frente al escenario.

Minutos antes de la hora establecida, la pista se había transformado completamente, ya era un mundo; lo mismo ocurrió en el bar del lugar, y las gradas que sólo iban a estorbar a los que se la pasaron headbangueando, gritando y saltando toda la noche. Dieron las 9, las luces desaparecieron, Blythe y compañía tomaron el escenario. Nos señalaron el sendero y todos comenzamos a caminar hacia éste; sonaba Walk With Me In Hell.

Todo el lugar se convirtió en una batalla campal a oscuras, de pronto iluminada por los estrobos y los visuales que con diversas imágenes de crítica y violencia social, resultaban otro impacto a los sentidos. Desde las cuerdas de la guitarra de Morton, Ruin no hacía más que imprimirle más poder a la ceremonia en el corazón del WTC.

Lamb of God | Foto: Raquel Coss

Llegó el momento en el que VII: Sturm Und Drang, último álbum de la banda apareciera, 512; el segundo sencillo cuya temática está centrada en el asesinato, bajó un poco la potencia en los amplificadores, pero no los ánimos del respetable quienes corearon de principio a fin la canción. Blythe se dio un tiempo para saludar al público, justo antes de reanimar las hostilidades con Ghost Walking, proveniente del disco Resolution. El show era tan intenso que aquellos que tenían lugares dentro del bar, por momentos abandonaron la comodidad de sus asientos para matear un rato.

La batería de Chris Adler dio paso a Engage The Fear Machine, los mosh pits volvieron a abrirse al compás de Blythe que paseaba y enloquecía por todo el escenario, por momentos éste se perdía tanto en el vínculo que tiene con la música al grado tal que comenzaba a saltar y correr de un lado a otro, como si quisiera irse de lleno al slam también, pero no Randy; esa no es tu función.

Llegó el momento de tomar un respiro, la altura de la ciudad afecta a cualquiera y Morton y sus compañeros fueron a tomar un poco de aire mientras Randy volvió a interactuar con el público. Mientras agradecía a todos por haber asistido, su voz quedó apocada por las porras a Lamb of God, al mismo tiempo alguien le arrojó una bandera mexicana al ex convicto y frontman del grupo. Randy la alzó y dijo: “Olvidé en dónde estamos tocando”. Con un segundo aire y con más fuerza, Blythe dio paso a una de las infaltables en su show: Now You’ve Got Something To Die For.

Los éxitos continuaron sonando y saturando los tímpanos del público con Still Echoes, Descending, The Faded Line y Blacken The Cursed Sun. Mientras su servibar se vio completamente anonadado por la calidad del show que el Pepsi Center estaba presenciando, analizando al público, le apreció ver a lo lejos, en uno de los palcos, donde igual que en las gradas el lugar solo estorbaba a sus ocupantes; a Whathafack headbangueando con su melena roja, casi como si estuviera a punto de caerse en medio de la locura. Pero no, no podía ser ella. Rara vez pierde el control de esa manera…

Antropoid también del último material discográfico estremeció el lugar de la mano de John Campbell y Willie Adler. La banda ya tenía un rato considerable sin parar y esto por momentos ocasionó estragos en los presentes que corrían a comprar cerveza para refrescar sus gargantas y aclarar sus voces de algunos afónicos por tanto gutural. Pero la banda no se detuvo y continuó con la devastación con Hourglass.

Lamb of God | Foto: Raquel Coss
Lamb of God | Foto: Oscar Cruz

De pronto, todo quedó en completa oscuridad, la pista se vio impaciente y la rechifla se hizo presente, nada de qué preocuparse, es parte del ritual. Willie Adler reapareció en el templete después de haber tomado su tercer aire, tomó su guitarra y dio paso al solo de Vigil. La gente también volvió a la euforia conforme el resto de la banda regresó y dieron rienda suelta a la canción.

“¡Qué pasa Ciudad de México! ¿Quieren irse a casa o quieren más?”, exclamó Blythe justo antes de que la banda interpretara Laid to Rest, pieza fundamental del Ashes of the Awake y de toda la discografía de los originarios de Richmond, Virginia.

Blythe comenzó a despedirse, volvió a agradecer a todos por haber pasado la noche junto a ellos y dio una referencia acerca del concepto de la última canción que por obvias razones de la actualidad en el mundo, sobretodo con los Estados Unidos de América, no podían dejar de interpretarla. Además Redneck es La Canción de Lamb of God y para consolidar el show, Blythe pidió que se hiciera el mosh pit más grande de toda la noche. El respetable acató la petición y simplemente todo salió volando. El rumor dice que es la pit más grande que se ha formado en este recinto, hasta la fecha.

Morton, Campbell, los Adler y Blythe se despidieron de sus seguidores chilangos, que si bien quedaron contentos con la tremenda cátedra metalera de la noche, sí hicieron la observación de que el show quedó un poco corto. Pero como dice el famoso refrán: De lo bueno poco.

Lamb of God | Foto: Oscar Cruz

Lamb of God es considerado uno de los grupos más importantes en la escena de la nueva generación metalera en la actualidad. Uno de los referentes y más importantes actos de su generación y definitivamente es uno de los conciertos que están consagrando este año que ya tiene los días contados.

La noche apenas comenzaba, no quedaba mas que buscar un bar donde intercambiar impresiones del concierto, era hora de que también consagráramos el evento, total; ya habíamos dejado las corbatas, camisas y sacos en casa…

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