Para EL CLUB DEL ROCK – TIM DRAKE
Finalmente la Carpa Astros volvió a ser un auténtico circo. The Adicts se olvidó de los estadios, los discursos y disfruto igual o más que los concurrentes. Los adictos del punk ofrecieron una función circense ante un maravillado público que no paró de brincar y corear cada una de las canciones de esta banda de “droogies” comandada por un sublime frontman. The Adicts vino a la CDMX y tocó en el lugar indicado: un circo. Keith Warren se sintió un auténtico “mono”, como lo indica su apodo (Monkey), se paseó por todo el circo, se colgó de las columnas, brincó, hizo “magia”, le decapitaron una cerveza sobre la cabeza, todo un show que envidiaría el mismísimo circo Atayde. El público le aplaudió y le celebró todo, guardaron y atesoraron todos los objetos que el vocalista lanzó durante todo el show, cartas, globos, pelotas, serpentinas, camisas, playeras, palillos, etc. Su música punk no se trata de ser normal, se trata de divertirse, de disfrutar y eso se hizo durante hora y media de show, se convirtieron en un fenómeno de circo y los asistentes se convirtieron en otros más con sus cabellos puntiagudos, sus estoperoles y las chicas con sus cabellos de colores. Irónicamente, ahí, todos eran tan normales. Punk, circo, fiesta, distorsión, locura, caos. Lo mejor era ver esa gran sonrisa y esa cara maquillada disfrutar y pasearse por un escenario que le quedaba chico para moverse de un lado a otro. Nunca vi a los Sex Pistols, pero al ver a generaciones nuevas disfrutar de este tipo de bandas, me imagino que el sentimiento debió ser similar a lo que yo hubiera vivido. “Numbers”, “Bad Boy”, “Viva la Revolution” y “You´ll Never Walk Alone”, sin duda las favoritas y más coreadas en el recinto de Calzada de Tlalpan. “Viva la Revolution” sonó tan honesto, sonó tan puro en un país tan golpeado por la corrupción y la asquerosa escena política nacional.
En conclusión The Adicts cumplió con su propósito como lo dijeron en conferencia de prensa: “Disfrutar y conocer amigos”; tocaron las canciones que debían hacer sonar, fueron una hora y treinta minutos de sonido punk con dosis de locura y fiesta multicolor que la gente sintió que les quedaron a deber en “tiempo”.
El espíritu del punk se manifestó el 5 de junio en la Carpa Astros, todos por una hora y media se sintieron en una dimensión donde todos eran felices, festejaron, zapatearon, danzaron y fueron contestatarios. El lunes algunos volverán a la realidad, a cruzar ideas, a ver los videos en un Iphone, a usar sus Dr. Martens.