Caifanes se despide con homenaje a la vida y la muerte

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La legendaria banda liderada por Saúl Hernández cerró su gira este Día de Muertos al recordar a los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa

EL CLUB DEL ROCK | Luisote Isita aleph_luisote@hotmail.com
Fotos cortesía Lulú Urdapilleta/OCESA

Bien dicen que la muerte es un espejo que refleja las vanas gesticulaciones de la vida, y así lo ha demostrado Caifanes durante dos décadas de carrera, la cual ha desarrollado de manera intensa y apasionada, teniendo muy claro que la vida y la música están llenas de ciclos, las cuales tarde o temprano tendrán que cerrarse para dar paso a otros.

Quizá lo anterior sea parte del por qué la banda liderada por Saúl Hernández eligió el Día de Muertos para despedirse de su público, luego de poco más de tres años de haber regresado a los escenarios, por cierto mucho tuvo que ver el llamado de la muerte para que los cuatro miembros originales y Alejandro Marcovich anunciaran su regreso, tras conocerse en 2010 el delicado estado de salud por el que pasaba el guitarrista de origen argentino y el bajista Sabo Romo, provocando así un acercamiento entre los músicos y su posterior reconciliación.

Así fue como una de las más importantes agrupaciones del rock mexicano y del movimiento denominado Rock en tu idioma regresó para deleitar a un público que ha rebasado generaciones y, que desde su reaparición en el Vive Latino 2011, y hasta este último concierto en el Auditorio Nacional, ha alcanzado el corazón de miles de seguidores que se entregan a su música en cuerpo y alma.

En medio de un escenario oscuro, adornado como una gran ofrenda de muertos, repleto de veladoras y flores de cempasúchil, Caifanes salió dispuesto a rendir un homenaje a la muerte que ilumina nuestra vida, que a veces se nos puede ir de manera triste, a menos que cómo dice Caifanes en su tema “Avientame“, el cual sirvió para inaugurar la velada, enfrentemos la vida hasta alcanzar la eternidad demostrar “Cómo no muero”.

Las lecciones de vida continuaron con “Para que no digas” y “Te estoy Mirando“, que recordó los inicios de la banda en los 80, en el que su sonido profundamente sombrío, encajó perfectamente con el ambiente críptico de la noche, al tiempo que Rodrigo Baills, cumplía dignamente el trabajo de suplir la salida Marcovich en la guitarra. Asimismo, Saúl recuperó protagonismo al interpretar muchos de los solos que anteriormente ejecutaba en vivo su ex compañero.

El resto de los integrantes hicieron lo propio y, a pesar de los años, Diego Herrera (Teclados y Saxofón), Sabo Romo (Bajo) y Alfonso André (Bateria), no dejaron duda de su calidad y experiencia como músicos, sonando de forma plausible mientras tocaban “La vida no es eterna“, “Aquí no pasa nada” y “Nubes“, sonriendo en todo momento cada vez que Saúl se les acercaba para invitarlos a dejar todo en el escenario.

“El aplauso es para ti raza. Le robamos un momento a la eternidad”, respondió Saúl en varias ocasiones ante la ovación del publicó, que al cantar el coro de “Amanece“: nunca nadie me podrá parar, sólo muerto me podrán callar”, demostraba su cariño una y otra vez hacía la figura del cantante y compositor de 50 años.

Las emociones iban en aumento luego de escuchar “Cuéntame tu vida“, “Será por eso” y “Mátenme porque me muero“, que fueron algunas de las canciones que más emocionaron a los asistentes, debido al sonido del teclado de Herrera, que en ocasiones parecía emular una marcha fúnebre que conmemoraba perfectamente la fecha de los Santos Difuntos.

Después de sorprender a sus fans con una versión nueva de “Afuera“, que gracias a los arreglos (una base de piano y arpegios), alcanzó según palabras de Saúl, “la profundidad y la esencia a la cual irremediablemente tenía que llegar esta canción”.

Entre aplausos y gritos, Caifanes llevó el concierto al climax al recordar a los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, dedicándoles el tema “Antes de que nos olviden“, mientras las pantallas mostraban las fotos de los estudiantes, las cuales elevaron las emociones del público que exigió justicia.

“Estamos secuestrados por un sistema y un cáncer tan poderoso como es la corrupción. Para todo el país es una desgracia. Se vuelve a repetir una situación detestable, no solamente de 68, sino de Acteal y muchas más. Ahora los estudiantes de Ayotzinapa” declaró Saúl, quien explicó: “Realmente no entendemos. Creo que hay que buscar a los culpables, y se tiene que mostrar que las leyes tienen que servir para reforzar la justicia y la libertad de prensa. Muchos que dicen lo que piensan son atacados y eso debe cambiar. Estamos secuestrados por un sistema y un cáncer tan poderoso… Estamos tristes, enojados y sorprendidos porque es inaudito lo que está pasando”.

“La vida se ha vuelto vulnerable y frágil y nadie está a salvo. Exigimos que el gobierno no se haga pendejo”, agregó el también ex vocalista de Jaguares mientras un coro inundó el Auditorio y un grito salió del corazón para consignar: “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”

De esta manera la música siguió hasta completar las 2 horas de concierto, tras brindar temas como “Piedra“, “Gatos“, “Ojo de Venado“, “Nos Vamos Juntos“, “Los Dioses Ocultos” y por primera vez en vivo “Nada“, los 5 músicos resaltaron en sus letras el respeto que le tienen a la vida y la muerte, un tema recurrente que siempre ha acompañado a Caifanes a lo largo de su trayectoria.

Pese al extraordinario sabor de boca que había dejado el quinteto cuando parecía decir adiós, el grito ensordecedor del público se hizo presente para exigir más música de Caifanes, que no tardó en volver a tomar los instrumentos y cerrar la velada con una selección de sus temas más emblemáticos. “Quisiera ser Alcohol“, “Viento“, “No dejes que“, “La Célula que explota” y “La Negra Tomasa“, convirtieron los gritos en un inmenso coro que acompañaba la voz de Saúl, quien se despidió de sus seguidores visiblemente emocionado y con lágrimas en los ojos.

“¡Buenas noches, gracias por observar este viejo nuevo ciclo de Caifanes!”, fueron las palabras de Saúl Hernández para cerrar esta gira llena de emociones. Ante miles de personas de todas las edades, Caifanes apagó las luces y puso fin a otra etapa de la banda, esperando que en el futuro llegue una nueva fase de resurrección musical, en la que otra vez la vida se prolongue entre sus notas y letras de muerte.

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