Reseña: Candlemass en Buenos Aires

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Aún sin promediar la mitad del año, este 2016 ya se ha hecho de visitas internacionales, sin precedentes, que posiblemente marquen un antes y un después en el país.
El 19 de abril será recordado como el día en el que todos los factores supieron conspirar para que Candlemass se presentara por primera vez en nuestro país agotando la capacidad de un Roxy que sonó como nunca.
La oscuridad y el frío a lo largo de toda la jornada acompañaron el distinguido rasgo sombrío de los suecos que ofrecieron un show demoledor.
Pioneros de un estilo que dio sus primeros pasos en los años 70, aparecen como una banda vigente y renovada que aún tiene mucho por ofrecer.

foto por Flor Conde

Si bien su miembro fundador, Leif Edling, no se encuentra entre sus líneas desde el año 2014 debido a su estado de salud, el resto de la formación que podríamos llamar “clásica”, le hace justicia a esta leyenda de culto.
De culto para estas tierras, claro está. No olvidemos que Candlemass es una de las bandas con mayor reconocimiento en la escena a nivel mundial y llevan más de 15 millones de álbumes vendidos.
Si bien los oriundos de Estocolmo eran el plato fuerte de la noche, los encargados de dar comienzo a la velada fueron los locales Sauron, con el Pato Larralde al frente, en el día de su cumpleaños, y Dragonauta ante un público que desde temprano dijo presente hasta llenar el lugar.
Sinceramente genera una gran satisfacción encontrarse con estos carteles donde las bandas invitadas tienen el lugar que merecen y son acordes al número principal. Los responsables una vez más llevan por nombre Originsprod. A ellos mis felicitaciones y más profundo agradecimiento.
El telón se inquieta y la ansiedad crece segundo a segundo. No son más de las 22 horas y la “marcha fúnebre” (“Marche Funebre”) hace vibrar el piso mientras los músicos se dejan ver por primera vez.
¡Qué manera de comenzar el show! No me permito pestañar para no perder siquiera un instante y me cuestiono si lo que estoy presenciando es real.
Esperaba que éste fuera creciendo a manera que se sucedieran los temas, pero para mi sorpresa total, el primero fue “Mirror Mirror”, aquel que diera comienzo a “Ancient Dreams” (1988).

foto por Flor Conde

El glorioso solo a dos guitarras resultó simplemente épico. La claridad y contundencia con la que sonaron las mismas a lo largo de toda la presentación fue increíble.
¿Hay manera de superar tal apertura? La respuesta sonó de la mano de “Bewitched”. Otro himno, en este caso perteneciente a “Nightfall” (1987).
La mayor parte del show se centró en esa época.
A diferencia de aquel entonces, las voces están a cargo de Mats Levén, quien fuera integrante de la banda de Yngwie Malmsteen, reconocido el año pasado como el cantante estable del “escuadrón de doom sueco” luego de años de acompañarlos; y asumiendo la difícil tarea de ocupar el lugar de Leif y desempeñando una formidable tarea tras las cinco cuerdas, Lord Kenth Philipson (reconocido como cesionista de bandas como Grave, Vomitory y Dark Funeral entre otras).
De su más reciente LP de estudio “Psalms For The Dead” (2012) le siguió “Prophet”. Ideal para calentar el ambiente a puro pogo y dar muestra nuevamente de la destacada labor de las guitarras a dúo.
“Escucha el grito, el grito de dolor atormentado, una voz más oscura que el mal, el gemido mortal del infierno” reza la primera estrofa de “A Cry From The Grave”. Pieza fundamental por donde se la mire que describe el estilo a la perfección.
Otro de los clásicos que sonó a todo volumen antes del solo de guitarra del zurdo Lars “Lasse” Johansson. Intervalo ideal para dar pie a “Emperor Of The Void“, la única que interpretaron de “King Of The Grey Islands” (2005).
Si bien la larga espera para verlos en vivo era motivo más que suficiente para su presentación, la misma iba de la mano de los 30 años de su primer LP “Epicus Doomicus Metallicus” (1986).
“Under The Oak” fue la encargada de dar comienzo a los festejos correspondientes.
Uno de los picos de la noche vendría a continuación cuando Mats “Mappe” Björkman tomó la posta con el nostálgico arpegio que da inicio a “At The Gallows End”.
El ganchero riff con el que sigue el tema sacudió a todo el público que, como acostumbra, canta las melodías de guitarra como si se trataran de letras en nuestro idioma.

foto por Flor Conde

Continuando la misma línea y en lo que parecía ser el final de su setlist, Levén logró despejar las dudas (si había alguna) del lugar que ocupa, entonando casi a capella la introducción de “A Sorcerer’s Pledge” y arengando a la gente para que canten una y otra vez esas voces corales que se podían apreciar en el cierre de su álbum debut.
La vuelta al escenario antes del gran final llegó con “The Prophecy” y “Dark Reflections” de “Tales Of Creation” (1989), donde el galope de los bombos y los juegos de toms de Jan “Janne” Lindh te invitaban a cabecear al compás.
En un abrazo grupal supieron retirarse, saludando al público, después de que tocaran “Crystal Ball” y “Solitude”, como si se tratara de un cierre conceptual.
De la misma forma que la vida culmina…

“Tierra a la tierra, cenizas a las cenizas y polvo al polvo… Y por favor, déjame morir en soledad…”

Crónica por: Marcos Lowi

Fotos por: Florencia Conde

Para ver el álbum completo entrá acá:

 

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