Para los que no gustan de este tipo de delirios furiosos, les recomiendo no seguir leyendo el artículo. Te aviso que esta es una carta abierta para cualquier hombre o mujer que alguna vez pasó días y meses de angustia por no recordar el nombre de una canción que escuchó en la radio, reunión o en cualquier situación donde el alcohol había causado estragos casi irreparables en el cuerpo. Sigues bajo tu propia responsabilidad. Está de más recordarte que se puede respetar la forma de pensar ajena, sin compartirla.
Eres rebelde, eso me agrada.
Este artículo es algo difícil de asimilar para alguien que nunca sintió el tipo de angustia y frustración que mencioné líneas arribas.
Sí, en primera instancia lees el párrafo inicial y te parece una estupidez, pero ¿la vida no está llena de estupideces? Digo, las cosas banales y cotidianas son las que le dan sentido a la rutina; hay gente que sufre y se angustia por un capítulo de alguna serie juvenil… ¿Por qué nosotros no podemos angustiarnos por una canción que nos fascinó la primera y única vez que la escuchamos? Puede que acá mi pensamiento e idea central del artículo tenga algo “Smithiano” (por Adam Smith), o eres amigo o eres enemigo, amigo o esclavo. Si no comprendes de lo que te hablo, difícilmente podamos entendernos. No solo te hablo de rock, te hablo de la música en general como complemento importante en la vida; te arruina o te lleva al éxtasis de un momento a otro, independientemente de cómo te haya ido en el día.
Bueno, la historia de la canción que vengo buscando desde el 2008 es la siguiente.
Terminaba el año escolar, iba a empezar el típico año sabático (2009) por el que pasamos la mayoría de jóvenes que aún no están seguros sobre qué postura tomar frente a la vida. No había fiesta o reunión a la que me negara a ir, 4 ó 5 días a la semana de joda, todo diciembre estuve con ese ritmo. La etapa en la que más amigos hice, porque claro, todos somos amigos cuando tomamos y experimentamos… ¿Me dejo entender? No hago apología, pero lo pregunto porque es clave entender el contexto… Bueno, fue en una de esas reuniones en la que escuché uno de los mejor intros de guitarra y voz; tan sexuales como desgarradores. Me voló la cabeza. Casi que me imaginaba el rostro del tipo que la tocaba; sin saber qué solista o banda estaba sonando. Lastimosamente la noche ya estaba avanzada y mi estado no era el óptimo como para recordar una sola palabra de la canción, sumado a que no sabía inglés. Al día siguiente, desperté en casa y solo tenía un recuerdo vago del intro de la canción; no recordaba la melodía, mucho menos la voz y casi que dudaba si la canción realmente la había escuchado o imaginado. Conversé con el dueño de la casa luego de unos días, le mencioné mi anécdota y no tenía la más mínima idea de a qué canción hacía referencia. Sin éxito, traté de buscarla por todos lados; y así empezaría a arrastrar mi cruz por casi 10 largos años.
Frecuentemente trataba de buscar la canción, pero mi frustración iba en aumento porque dedicaba horas y horas sin hallar resultados favorables; lo recuerdo con gracia porque de verdad que la pasaba mal. No puedo negar que gracias a esa búsqueda, descubrí bandas alucinantes de blues y góspel; pero los años pasaban y seguía sin encontrar la tan mentada canción. Ya se había vuelto algo muy personal; viste que hay veces en las que te entercas con hacer algo, más por una cuestión de honra que por el resultado final. No te importa nada más. En este punto ya no me importaba la canción, ni el artista, ni nada. Quería encontrarla al precio que sea. Ya me había fumado cientos de discos del 70 y 80, pero nada.
¿Qué sería del rock sin Ray Charles?
Yo debo haber visto 10 veces la película biográfica de Ray Charles, interpretada brillantemente por Jamie Foxx. No te jodo si te digo que quizá me estoy quedando corto, fácil y unas 15 veces la vi; es brillante por historia y musicalización. Tengo todas sus canciones descargadas porque me parece que Ray Charles siempre tuvo casta de rockero; por letra, por actitud y por el estilo con el que ejecutaba el piano. No cualquiera le da un contexto lírico sexual a melodías del tipo espiritual o evangélico; hay que tenerlos ‘bien puestos’ para hacerlo, hay que ser muy rebelde… Y EL ROCK ES REBELDÍA.
Bueno, recuerdo que vi la película (Ray) por primera vez en el año 2012, disfrutaba cada canción pero habían 4 en especial: What’d I Say (el intro es una caricia al alma), Georgia on my mind, You don’t know me y Night time is the right time (mucha atención a esta). Cuando escuché esa última canción sentí que algo dentro mío hizo un click, me desacomodó, algo había pasado y empecé a tratar de entender por qué, o sea, ¿Por qué le tenía cariño a esa canción? Pensé y pensé; por un momento creí que era la canción que había escuchado en aquella reunión del 2008, pero esa era imposible porque la del 2008 empezaba con un intro de terror, más del estilo blues rock de los 70. Lo recordaba vagamente. No podían tener relación, entonces solo asimilé que me gustó la canción y ya. Así fueron pasando los años, cada vez que volvía a ver la película, esperaba el momento en que tocaran esa canción (Night time is the right time), con la esperanza de que entienda por qué me gustaba tanto esa canción ¿por los coros? ¿por la voz? No era por la letra porque de inglés no entendía un carajo.
Casualmente en 2014 decido empezar a estudiar inglés, por trabajo y entre otros motivos, para empezar a entender las letras de las canciones en inglés y diálogos sin necesidad de entrar a google. Habían pasado ya 6 años desde el 2008, 6 años buscando una canción cuya existencia no podía asegurar. A fines del 2016 descubro a Ricardo Darín, un actor argentino de 10 puntos. Empiezo a ver todas sus películas; una me gustaba más que la otra, me enganché mal. Compraba toda película en la que él estuviera en la portada. Una de ellas era “Luna de Avellaneda”, el error fue verla cuando estaba con sueño, quería terminarla y no le presté mucha atención.
Hoy, iniciando el mes de febrero del 2018 acabo de volver a ver “Luna de Avellaneda” y me llevo la más grande sorpresa de mi vida
Aproximadamente a la mitad de la película, durante una escena de reconciliación, empieza a sonar la canción que en aquel 2008 había escuchado. La canción que estuve sufriendo por 10 años, la canción que había buscado por años. La canción sí existía. Casi que me petrifiqué, no me moví, solo sonreí y disfrute de la escena.
Acto seguido, empecé a escuchar la letra de la canción. Me sumergí en google y grande fue mi sorpresa cuando me enteré que la canción era de Creedence Clearwater Revival ¿Pero cómo era eso posible? Yo ya hace mucho que había escuchado toda la discografía de ellos, incluso llegué a escribir sobre eso. Esa canción nunca estuvo. Bueno, la picardía y explicación de la situación es que es un cover, por eso nunca salió en ningún disco de la banda. La canción es Night time is the right time, y si bien la popularizó Ray Charles, resulta que él también la grabo a modo de cover, la canción pertenece a Nappy Brown y fue publicada en 1957.La canción tiene más de 60 años de historia, de los cuales vino siendo mi pesadilla los últimos 10 años.
Así concluye entonces este relato, algo extenso pero necesario
¿Por qué necesario? Porque todo esto no es más que una figura y muestra en escala menor de lo que es la vida. Nos pasamos años y años tras un objetivo, tratamos de conseguirlo a toda costa y no disfrutamos el viaje. Viajamos, no por viajar, sino por llegar. Obviamos las pinceladas de alegría en la rutina diaria y la belleza de cada detalle. Por eso este artículo es tan necesario. Porque a veces suelo achicar mi horizonte. Saludos.