Robo en el Nacional

Choros en el nacional

El jueves 27 Soundgarden ofreció un conciertazo en el Nacional. Sin embargo, hubo un detalle que no pasó desapercibido ante el vozarrón de Cornell: el robo en los conciertos.

Christian Acuña denunció en su Facebook un hecho lamentablemente común que, curiosamente, tuvo rebote en muchos medios. En medio del concierto de Soundgarden fue bolsiqueado, le quitaron su celular. No obstante, pudo atrapar a los ladrones (foto), recuperó su celular y media docena más, también robados.

Sí, media docena. Estos rateros no eran unos palomillas a quienes se les ocurrió salir “ganados” de su concierto. Son personas que fueron con un objetivo claro: delinquir. El mismo Christian lo afirma en su post: “eran los únicos cojudos que no veían el concierto”. No sé ustedes, pero a mí me parece que eso ya está organizado.

¿Hasta cuándo, no? Yo voy a un concierto para divertirme, no para estar asustado ni alerta porque me pueden robar. Porque sí, pueden decir que uno tiene que tener cuidado, ¿pero no hay seguridad ahí? Y es que parece que la única seguridad que importa es la de sus bolsillos, pues para lo único que los VIPs están parados es para evitar que alguien se meta a otra zona; y claro, para apaciguar cualquier bronca que cause demasiado roche.

Y es que acá hay dos temas a tener en cuenta: 1. El interés de la productora por la seguridad de los asistentes porque, según cuenta Acuña, el policía encargado desapareció. 2. La reventa de entradas. En general ambos puntos son uno solo, pero hay que tenerlos presente.

¿Qué tiene que ver la reventa con la seguridad? Pues hay un negocio oculto ahí. Un choro va a un concierto a “trabajar” y, ciertamente, no va a gastar 200 o 300 lucas en una entrada para cumplir sus labores. Ahí entra la reventa.  Y es que, si la reventa en sí es un acto ilegal, qué les impediría ser cómplices de un robo. No me sorprendería que los rateros entren gratis y, a la salida, uno de los revendedores se vaya con un Smartphone nuevo.

Ahora enfoquémonos en la reventa. Bueno, la reventa es consecuencia de otro robo, pues. Si las entradas no estuvieran tan groseramente caras todos las comprarían en boletería, legalmente. Todo es una cadena. Mientras las productoras sigan preocupándose más por la seguridad de su billetera y no ofrezcan un espectáculo acorde a lo que cobran estos episodios seguirán ocurriendo.

El show debe continuar, dicen todos. Pero quiero que me ofrezcan uno que no solo tenga fuegos artificiales y un cantante de lujo, sino todas las comodidades que yo, como cliente, merezco. Empezando por algo básico como el agua y terminando por la seguridad. Porque si yo pago una entrada, no quiero que mi celular cobre el interés. Porque si el show debe continuar, no tiene por qué convertirse en una tragedia.

Por: Manuel Patiño/@cronopioide

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