La pandemia del coronavirus nos tomó por sorpresa a todos. De un día al otro dejamos de ir a nuestro colegio, universidad o trabajo para encontrarnos metidos en nuestros hogares 24×7. ¿El motivo? El altísimo nivel de contagio y el peligro que significaba para los más grandes de la casa. Es así que muchos se quedaron sin trabajo mientras que otros tuvieron que reinventarse.
El sector más afectado fue sin dudas el mercado del entretenimiento. En un mundo donde la prioridad mundial fue mantener la distancia social, no había espacio para el cine, el teatro o los eventos culturales.
Algunos artistas se vieron obligados a salir a las calles a mostrar su arte mientras te tocaban las ventanas a pedirte una colaboración, mientras que otros le empezaron a sacar el jugo a los beneficios de las redes sociales.
Es así que actualmente vivimos en la época de oro del streaming. Esta modalidad no es una invención. Ya se había visto casos como el de Metallica y su pintoresco concierto en la Antártica o más localmente en los ‘Jammins’ aquí en Perú.
Sin embargo, con los estadios y los teatros cerrados, los músicos se han visto obligados a intentarlo. ¿El resultado? Bueno, que te lo cuente alguien que sabe:
Olivier Geynet, director general de Dice comentó para El País de España:
“Desde la covid-19, además de hacer venta inteligente de entradas, nuestro negocio son los conciertos de pago online. En marzo el 90% de estos recitales en nuestra plataforma eran gratuitos; hoy el 82% son de pago”.
Asimismo, comenta que no ve que este negocio virtual se acabe con el fin de la pandemia:
“Se puede ir al Camp Nou o al Metropolitano, o ver el partido desde casa en la televisión. Así será con los conciertos”.
Esto es fácil de entender. Si bien el ingreso no se compara a lo que podría ser un concierto en un estadio (por ahora), el costo de armar un recital se minimiza a niveles ridículos. Si esto lo aplicamos a bandas con un gigantesco número de seguidores en redes sociales, en proporción, puede resultar demasiado rentable. No contemos el ahorro de energías al tener que evitar largas y pesadas giras alrededor del mundo para artistas con varias décadas de trayectoria. El negocio es genial por donde lo mires.
Sin embargo, y para tranquilidad de los conservadores en donde me incluyo, hay otras opiniones como las de Íñigo Argomániz, CEO de Get In que comenta que los eventos presenciales no están ni cerca de terminarse. “Estamos ante una transición temporal”.
Lo cierto es que jamás en la historia de la música moderna estuvo más vigente la frase “adaptarse, sobrevivir y vencer”. Esto también conlleva a que los músicos que decidan saltar al streaming de pago tengan en cuenta que no es lo mismo que subir a una tarima.
Si eres un artista, y me estás leyendo ahora, recuerda que estás vendiendo una presentación especial. No es un ensayo con acceso premium para tus seguidores, tómatelo en serio. Evita hacer lo mismo que lo que vería un usuario en cualquier plataforma de videos. Recuerda que esto no solo es nuevo para ti, sino también para tu público, un público que está dispuesto a pagar por tu música teniendo todas las posibilidades de hacerlo gratis.
Lo importante es que la función seguirá continuando. Y tú ¿Qué opinas al respecto?
Escrito por: Néstor Raúl Ríos Peralta