Cuando nuestras almas se echan a rodar, cuando caemos en la comodidad por descarte y hacemos una bandera de la obviedad… La indiferencia se convierte en un pecado casi capital. Un ejemplo de ciudadano no soy, pero he de confesar que mis ojos anticiparon lágrimas de impotencia ante lo banal que significa vivir en la capital, de cualquier país latinoamericano. Una ciudad donde el agua y el viento multiplican su valor real por el mínimo, es una ciudad condenada a ser manejada por “transas” y “runflas” ¡Despiértate Latinoamérica!
Debemos renunciar a nuestro papel de agudos, de vivos, dejar los aires de superioridad, empezar a ser y vivir de un modo más básico. Es el único modo en el que podremos (equivocadamente) tratar de entender lo que está pasando fuera de nuestro radio habitual. Porque la ignorancia no es un justificativo, pero sí un fuerte motivo para seguir con nuestra vida sin darle importancia a lo que no nos afecta ¿Para qué ganarse problemas que no son de uno, no? Bueno, es ese tipo de pensamiento el que está permitiendo que empiecen a desmembrar cada país con un poco de riqueza, por más mínima que sea. No maquillemos nuestra ignorancia con falsas campañas de ayuda. Recuerda que los verdaderos culpables no son los malvados (que son algunos), sino los estúpidos que no hacen nada contra ellos (siendo mayoría).
Sudamérica, Mesoamérica y parte de México vienen siendo devorados por el poder. Atosigados, sin el más mínimo respeto, por un grupo de gordos en traje que son amparados por la supuesta “democracia” y el libre mercado; y así disfrazan los verdaderos intereses de jefes, a los que poco o nada les remuerde la sangre derramada. Hay que empezar a desobedecer a la historia. Miles de muertes se dan diariamente en las fronteras de nuestros países, donde las cámaras no son enviadas y los pocos reportajes venden pueblos felices. Disculpen la redundancia, pero no quiero perder la ilación del texto.
Esa gente muere defendiendo lo que para el estado es indefendible, esa gente también son nuestros compatriotas, son gente que pelea por seguir viviendo libre. No quieren tarjetas, no quieren hipotecas, no quieren empeñar ni posponer la tristeza. No pretendo que seamos extremistas, revoltosos, escandalosos o aprendices de “Yihadistas”, solo dejemos de mostrarnos indiferentes. No seamos corruptos, no sigamos siguiendo burros. Porque cuando estos problemas empiecen a ganar territorio en nuestra ciudad, será muy tarde nuestro reaccionar.
A continuación, las 10 canciones sin orden de mérito:
*Cabe resaltar que solo serán canciones en español para no perder el sentido y concepto de la letra.