El otro sonido del Acustirock V

Ac Público

El sábado 1 de marzo se celebró la quinta edición del festival peruano con el peor nombre posible: el Acustirock. Hoy, después de sobrevivir al pogo perucho y al selfie de Ellen DeGeneres en los #Oscars2014, les traigo el resumen de mi estancia en este multiconcierto en la tribuna norte del Estadio San Marcos. Un párrafo por artista, ¿vale?

Seré sincero, no estuve desde las 9 a.m. porque… vamos, a esa hora podía contar los asistentes con los dedos la mano del Capitán Garfio, sino miren la foto. Llegué para la presentación de NoX, que fue el primer artista que me interesaba de veritas. No Recomendable es mi recomendación indudable. El tipo la rompe, es canchero, juega con el público y los anima a una hora en la que la mayoría buscaba un espacio en el pastito para sentarse. NoX tocó sus hits cortavenas, los sociales, los amiguis y cerró con su clásico: Toribio.

Lo divertido vino después, con Natalí Jiménez. La flaca canta paja, pero le falta fuerza en el escenario… literalmente. Resulta que, después de que todo el mundo tararee coree sus canciones, a Natalí se le ocurre regalar polos. Entonces los tira y… bueno, no llegaron. Fuera de bromas, es un espectáculo que estaba bien para el festival, para bajar las revoluciones un poco. Dato curioso: aparte de Daniel F, esto fue lo único acústico del Acustirock. Sí, NoX tocó con eléctrica en súper clean.

Ahora empieza lo bueno. El siguiente en presentarse, plan de 4 pm, fue Chachi Luján. El dinosaurio ya tuvo su época. Toca paja, pero no es Keith Richards para que se dé el lujo de lastimarse la espalda tocando un rock ochentero con la Explorer de James Hetfield. ¿Que dónde está lo bueno? Pues en la invitada especial: Adalí Montero. ¡Qué hermoso canta esa mujer! Se comió el escenario sin hacer mucho alarde de su rango vocal, pero demostrando una técnica soberbia. Si en el siguiente Acustirock Adalí no tiene su propio espacio estarían cometiendo un grave error.

Leslie Shaw, sin embargo, fue lo que muchos esperaban. Sobre ella diré que es un deleite visual. No pagaría por escucharla cantar ni compraría algún disco suyo. No obstante, reunió a toda la gente que había en el concierto y fue, por su fama, el primer artista “grande” del festival mentira, fue NoX.

Tras el show de Shaw vino el desfogue. Pues las hormonas masculinas estaban revueltas y tenían que demostrar que son machos peruanos que se respetan. D’mente Común salió a destruir el escenario de la mejor manera posible. Esta familia de los locos Willis sabe lo que hace; es más, lo vienen haciendo de hace como veinte años. Empezaron con un cover del F: Distancias; y desde entonces no hubo descanso. Momento cumbre: Daniel tocando El Cóndor Pasa. Fue el pogo eterno, y sí, ¡cholo!

La sorpresa más grata del día viene a continuación. Sale a escena una banda que no había escuchado: Stereonoiz. Su propuesta alternativa me hizo recordar bastante al Radiohead del Ok Computer, sin sonar demasiado similares como Líbido. El tipo canta en inglés, algo un toque utópico para nuestra realidad, pero su música es recomendable. Un estilo fresco y surfer con la dosis alternativa que merece el género.

Antes del atardecer tocó Emergency Blanket. Calidad asegurada. La banda tiene una trayectoria que le permite dominar el escenario como pocas en el país. Es un grupo muy completo y en el Acustirock no decepcionó. Lo más divertido fue cuando Paco saltó a la zona de prensa y se zambulló entre el público con un stage dive tremendo. Bonus track: el solo de batería de Jeremy Castillo.

En pleno ocaso el estadio San Marcos empezaba a llenarse. Las tribunas estaban pobladas decentemente y el campo a la mitad. Esta fue la audiencia de Líbido. La banda no requiere mayor presentación. Salim dio todo en escena; sin embargo, Juan Pablo, el nuevo bajista, la vivió más… no dejaba de sacudir el cerebro el hombre. Abrieron con Tres ¿alguien dijo You? y tocaron todos sus éxitos, incluyendo Universo, la sorpresa de la noche. Como era de esperarse, Salim, el ídolo hipster perucho, terminó su presentación con Líbido, el tema epónimo de la banda. Y sí, si sales a tocar con lentes de sol a las siete de la noche, un shortcito bien vintage y botas de constructor civil, te arriesgas a ser llamado hipster.

El estadio realmente vibró con Líbido y quién sabe las cantidades obscenas de saliva que se habrán intercambiado mientras tocaron. Lo cierto es que, al igual que con Shaw y D’mente, después viene el pogo… muajaja: Inyectores a escena. Hay una dosis de adrenalina que solo una banda como esta nos puede inyectar. Y es que la zona Brahma reventó con ellos, veías cerveza volar por los aires, botellas, gente saltando y gritando, parao’ y sin polo, hasta que, media hora después, ¿pudieron descansar?

NO. Salió 6 Voltios y fue la perdición. La banda, aunque relativamente nueva ya que el único miembro original es Alexis, demostró que puede mover gente. Al ritmo de clásicos como Blanquita o Wirito o algún otro narcótico, la gente empezó a sacarse la mierda poguear como loca. Si bien para muchos la presentación quedó corta, supieron sacarle el jugo al tiempo que tuvieron en escena. Lo que no me gustó fue la excesiva publicidad para su próxima presentación. Sí, ya entendimos que tocarán pronto, no hace falta que lo repitan cada cinco segundos.

Cerca de las ocho y media de la noche sale Compson al escenario. La verdad el pelado me emocionó tanto como la nueva designación de Bengoechea como entrenador de la selección peruana de fútbol. El tío tiene su swing, pero no me satisfizo como debía. Prefiero tomarlo como un calentamiento para el siguiente: Daniel F.

El onanista no necesita de introducciones, pero haremos una pequeña semblanza: fundador de Leusemia y showman nato. Daniel F tocó sus clásicos, siempre orientado a la trova y a la lucha social. Sin embargo, lo más divertido de él, o lo que yo considero su mejor cualidad, es su capacidad para interactuar con el público. Aceptémoslo, el hombre es demasiado gracioso. Si no fuera cantante de seguro la rompía con un stand-up comedy.

Me faltan muchos artistas para nombrar, y muchos dirán que son los nombres grandes y que sus clásicos y que definen la escena rockera local. Bueno, yo les digo que preferí quedarme con el medio, pues seamos realistas: a los famosos los escuchamos de hace más de 15 años y ya los conocemos de memoria. Creo que es momento de darle ventana, este tipo de ventana, a gente que tiene algo interesante y nuevo que mostrar como NoX, Natalí Jiménez o Stereonoiz. Si bien no son tan incipientes, y varios de ellos tienen una trayectoria respetable, aún no suenan como deberían sonar. Aún no tienen el espacio que merecen.

La verdad es que no me gusta vivir entre dinosaurios, y tampoco quiero aburrirlos con una crónica demasiado extensa. Así que tomen esta reseña como algo distinto. Y sí, Líbido fue la excepción, pero vamos, me tenía que burlar del traje de Salim. Rock on.

El álbum de fotos completo aquí.

Por: Manuel Patiño/@cronopioide

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