Asilo – Comunión: El abismo te mira

asilo comunión

Tapa de Comunión, disco debut de Asilo. Fuente: página de Asilo en Bandcamp

Quien con monstruos lucha, cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti.” Con esta frase de Más Allá del Bien y del Mal, de Friedrich Nietzsche, bien podríamos definir al debut en larga duración de Asilo, titulado Comunión. Salido en abril del 2014, el disco representa un ejercicio doom desde la otra perspectiva, la del abismo. El abismo que te mira mientras el vacío te fascina. El vacío que no está para nada vacío, sino lleno de caos, oscuridad y sonidos que no se pueden descubrir hasta no caer en la fascinación del abismo.

El cuarteto argentino Asilo, conformado por Manuel (bajo y vocales), Sebastián F. (en batería), Ignacio (voz, actualmente reemplazado por Gabriel) y Sebaxxxtian (en bajo) vienen desde el 2010 instaurando una nueva mirada de uno de los estilos más difíciles del metal. Lo abismal del doom como fuerza vital, como energía motriz en vez de dejarlo como un matiz más del sonido, emerge como característica principal de este disco, como signo estilístico de un grupo que combina el esquema doom clásico perfectamente complementado con la fuerza del sludge y la rispidez violenta del crust. De ahí ese sonido apabullante y tenebroso que recrea la idea de ‘el abismo te mira’, como se denota en la apertura del disco, Geografías.

La virtud primordial de Asilo es haber dotado de dinamismo al género doom, otorgarle movilidad caótica a un género usualmente esquemático a base de bajos distorsionados y detalles propios del crust, llenando todos los espacios con la potencia del sludge. Radicalmente distinto a propuestas del doom más clásico como Avatarium o en la esfera nacional Funeris, la propuesta de Asilo parte desde el violento pavor, creando música de terror que sirve como base a textos poéticos de interesante profundidad, bien amoldados a la propuesta oscura y caótica del sonido. Sirva Arquitectura del Silencio como resumen de la brutalidad aplastadora instrumental al servicio de una especie de spoken word, quizás la muestra más acabada de la profundidad tortuosa que logra la banda.

Cuidado con la conocida frase nietzscheana. Convertirse en monstruo también es una posibilidad. La reacción de Asilo contra el inmovilismo del doom, principal escollo de todos los grupos que trabajan en este sonido, puede también dar su propia sensación de monotonía. Todas las canciones son un despliegue de musculatura musical apenas oxigenado por los interludios de piano, que si bien funcionan como gran aperitivo para las melodías turbulentas que le siguen, no son suficientes para quitar la idea de esquema único de todas las canciones, como sucede con La Última Voluntad, precedido por el preciosista intervalo (no a la vida). Más cambios de ritmo hubiesen resultado mejor para complementar la tormentosa experimentación sonora de Comunión, que aún así no resta méritos a la exhibición desmedida del grupo.

La batalla contra cierta solemnidad pulida del doom metal tiene a un nuevo batallante bien parado. Con Comunión, Asilo ha demostrado una necesaria innovación del género, mezclándolo con otras propuestas que rozan lo extremo como el sludge y el crust (sin dejar de lado las desgarradoras voces propias del screamo). A veces demasiado bien complementado, sin dar espacios ni lugar a otros matices, con una única fórmula de explosión constante perfeccionada y anquilosada, lo que quizás sea el único defecto patente del álbum, Comunión da la sensación de golpes dados con la mayor fuerza, no en cantidad o en velocidad sino en constancia, sin detenerse, dibujando a cada segundo una sensación permanente de inquietud, de peligro, de amenaza, desasosiego absoluto, objetivos fundamentales del doom, pero desde la otra vereda, la del abismo autorreferenciándose en vez de la banda describiendo al abismo.

Puntaje: 8.80

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