Para EL CLUB DEL ROCK: Mr. Yagami
Por fin el “Final Tour” llegaba al Distrito Federal. Aunque bien pudo haberse llamado el “Hits Tour” o el “Singles Tour”. A manera de introducción diré que se me hace decepcionante que en una gira de despedida solamente se dediquen a tocar las canciones conocidas, dejando de lado las favoritas de los fans que los han seguido por años y años. Y el caso de Mötley Crüe fue más triste aun ya que el setlist que traían era el mismo de las 3 últimas giras. En fin, la ocasión ameritaba conglomerarse en la Arena de la Ciudad de México ya que, supuestamente, era la última vez que la banda pisaría los escenarios. En la historia del metal y del rock en general, este tipo de despedidas se hacen muy seguido y generalmente no duran más de un año antes de que vuelvan a reunirse para hacer mas giras: ahí está el caso de Black Sabbath, The Who, Kiss, Scorpions, Judas Priest, y muchas otras más. Lo que hacía diferente a esta gira es que los miembros firmaron un contrato que les prohibía reunirse como “Mötley Crüe” arriba de un escenario comenzado el 2016. ¿Será que esta si va en serio? Bueno ya lo veremos en un par de años.
Regresando al show, el escenario lucia en un principio modesto, excepto por un riel como de montaña rusa que cruzaba el escenario y que sirvió como lucimiento para el gran Tommy Lee [por no decir un enorme viaje de ego].
Unos latidos de corazón dieron comienzo a la noche y en cuanto la legendaria figura de Mick Mars apareció en el escenario el riff de “Girls, Girls, Girls” encendió a la gente. Toda la banda se veía en plena forma excepto por Vince Neil. Su obeso cuerpo puede que tenga que ver en que ya no pueda completar una línea entera de una canción sin cortarle 3 o 4 palabras. Excelente momento para retirarse.
“Wild Side” llegó con mas explosiones y fuegos artificiales para proseguir con la genial “Primal Scream”. Cuando le pasaron una guitarra a Vince supimos que era momento de las joyas de Glam Metal sacadas de aquel Dr. Feelgood de 1989: “Same Ol’ Situation” y “Don’t Go Away Mad (Just Go Away)”. Antes de comenzar con “Smokin’ in the Boys Room” tocaron un par de riffs sacados de “Rock and Roll Part 2” de Gary Glitter, lo cual hubiera sido aun mejor si fuera la canción entera. El álbum cumbre de la banda Shout at the Devil hizo su aparición con la inmortal “Looks That Kill” para después dar el salto generacional hasta el 2008 con “Mutherfucker of the Year”, una extraña elección ya que cuentan con mucho mejores canciones en aquel Saints of Los Angeles. El tributo a las leyendas del punk Sex Pistols retumbó con “Anarchy in the U.K.” donde ciertos individuos vestidos de overol anaranjado se dedicaron a lanzar agua a las personas por medio de pistolas de plástica para, posteriormente, finalizar en pose de fusilamiento enfrente del escenario.
El intro de “In the Beginning” nos dejó en la completa obscuridad, salvo por un metálico pentagrama que adornaba las pantallas… y fue entonces que el pesadísimo riff de “Shout at the Devil” hizo rugir a los asistentes. La sorpresa fue ver a Nikki Sixx con un lanzallamas en su bajo, haciendo arder su micrófono que también tenía un pentagrama. Ya les había dicho que el show era totalmente demencial.
Lo siguiente que sucedió fue un bajón en la intensidad tremendo ya que tocaron una de las canciones más flojas de toda su carrera: aquella aburrida “Louder Than Hell”. Seguido de eso fue el solo de batería de Tommy Lee, girando en aquellos rieles de montaña rusa. Posiblemente a él le pareciera una buena idea mezclar su solo sobre una base de música dance o techno pero a este espectador se le antojo como una idiotez. De igual manera el solo de Mick Mars. A este guitarrista le tengo todo el respeto del mundo, pero de eso a hacer un solo con ritmos frenéticos que hacía parecer que no sabía tocar fue un total insulto a los espectadores. Si no vas a ofrecer algo digno de recordarse, mejor no hagas nada. Bien pudieron haber tocado una canción más y haberse ahorrado esta cacofonía total.
La intensidad regreso al 100% cuando empezaron a predicar su credo y su legado bajo el nombre de “Saints of Los Angeles” para después regresar al génesis con “Live Wire”, la única canción de aquel mítico Too Fast For Love tocada en el concierto. La experiencia de casi muerte de Nikki Sixx relatada en “Kickstart My Heart” fue remediada rápidamente cuando se llamó al “Dr. Feelgood”. Y así, nuestros 4 héroes se retiraron del escenario, solo para aparecer minutos después entre la gente; trasladándose hacia un pequeño escenario que se encontraba en medio de la Arena. Ahí fue en donde las melancólicas notas de piano de “Home Sweet Home” le darían el último respiro a la noche. Mientras la canción avanzaba se transmitía un video retrospectivo de la carrera de The Crüe, que seguramente le sacó una lágrima a los fans nostálgicos, aceptando por fin que, después del 31 de diciembre de 2015, el mundo estará huérfano de Mötley Crüe.
Así pues, fue que la banda se despido de México… ¿Definitivamente? Gritémosle al diablo a ver que es lo que responde.
maldito crítico
A mi me pareció un conciertazo.
Parece que esta reseña la escribió el peor enemigo de Motley Crue.
Fecha?
motley crue lo mejor